Groucho: dos años de cine

Cines Groucho

El pasado 2 de diciembre los santanderinos cines Groucho celebraron su segundo aniversario desde que abrieran sus puertas en el centro de la ciudad. Dos años de actividad en una ciudad que dio la espalda a las salas cinematográficas, ofreciendo una programación de calidad, a precio comercial y con competencia de salas subvencionadas, es digno de celebrar. Y en los cines Grocuho lo han hecho con la proyección de una cinta sobre Frank Gehry, cava, y tarta de manzana.

Han sido cerca de 30,000 los espectadores que han pasado por sus dos pequeñas salas en este segundo año, algunos menos que en su primer año de actividad… pero una cifra para nada desdeñable en una localidad en la que tenemos una más que marcada tendencia a aburrirnos de las novedades y las propuestas que se salgan de la norma. Y los Groucho se salen de la norma. Recordemos la situación de las salas de cine en Santander…

Santander es una ciudad que se quedó sin cines. Con la llegada de los centros comerciales a las afueras, las macrosalas acapararon la atención de cinéfilos y mallrats (que diría Mr. Smith) y los cines del centro comenzaron a languidecer. Hacía ya años que el cine Santander se había convertido en una tienda de muebles. Sala, teatro y minicines de lo que en su día fuera el Coliseum forman ahora el hotel del mismo nombre. El majestuoso cine Capitol se ha convertido en un supermercado de esa cadena que nos trae la Navidad a primeros de noviembre. Los multicines Bahía siguieron la tendencia y cerraron sus puertas. Y el cine Los ángeles, una pequeña sala como las de antes, con mucho encanto, tampoco pudo con el empuje de los centros comerciales. ¿El resultado? Santander se quedó sin una sola sala de cine comercial en el centro de la ciudad. Adios a eso de ir al cine dando un paseo, ver una película en Santander implica meterse en la vorágine de un centro comercial. ¿De quién es la culpa? Eso está claro: nuestra. Si los cines cierran es porque no hacen negocio. Y es lo que son, no una ONG. Así que nos hemos ganado la situación a pulso.

Hay que aclarar que hablo de cine comercial. La Filmoteca de Cantabria fue y sigue siendo un soplo de aire fresco: programación interesante en una ubicación céntrica y con historia, y a un precio más que atractivo (por dos euros la sesión, casi sale más caro quedarse en casa). Poco tiempo después, el cine Los Ángeles volvió a abrir sus puertas, de la mano del Ayuntamiento, con una programación variopinta que incluye estrenos recientes, clásicos, ciclos, versiones originales… a tres euros la sesión, se trata de otra más que interesante propuesta, complementada tras la reforma de la sala con conciertos y espectáculos teatrales.

Por eso, con este panorama, lanzar un órdago como el de los Groucho fue más que arriesgado. Compite con dos salas que proyectan cintas (no de estreno, eso sí) para el mismo público potencial y a un precio mucho más bajo al estar subvencionadas. Dos años después, los cines Groucho siguen abiertos y ofreciendo películas de calidad. Felicidades por el logro. Nunca fuimos una ciudad fácil.

Ha sido una auténtico placer disfrutar de algunas de las 49 películas estrenadas este año. Es un lujo poder disfrutar en pantalla grande (o al menos tirando a grande) de títulos como El Arco, Querida Wendy, Cache, Tú yo y todos los demás…. La pena es que no consigan instroducirse de lleno en el circuito de distribución de copias en versión original, sólo cuatro títulos (cine en nuestro idioma aparte) han sido en versión original subtitulada este segundo año. Pero se compensa con otras propuestas; no sólo se ha podido disfrutar de su programación habitual, sino también de interesante ciclos: gastronómicos -incluyendo pincho con la entrada-, sobre el mundo del cómic, el cine en español más reciente….

En definitiva, dos años de actividad que muchos esperamos que sean muchos más. Habrá que celebrarlo con buen cine y con reconocimientos como el ofrecido por el Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria, que premió a las salas con un accésit del XII Premio de Arquitectura «Antonio Ortega Ferrández-Julio González Alloza» por su labor de recuperación de un espacio urbano degradado para convertirlo en un valor para la ciudad y la sociedad.

No podríamos estar más de acuerdo.