Tus ídolos fallan, Quique González no.

Fotos: Roberto Ortiz (Rortiz) / Texto: Santiago V.M. (Stoner)

Ya no sé si Quique González volvió a Madrid pero nunca se fue o sigue aquí pero vive allí… puede que esté haciendo la goma entre los dos sitios. Lo mismo ha puesto el intermitente durante un tiempo. No sé si ha girado o sólo se ha movido, si ha reseteado, si necesitaba cambiar, aunque me aseguran que todo sigue más o menos igual. Desde luego, su música y sus discos siguen igual, creciendo en el lugar de mis “predilectos”. El sábado 8 de junio, Quique tocaba en el Escenario Santander con una banda nueva, presentando Delantera Mítica.

Ya desde el principio con La Fábrica o Parece mentira, me doy cuenta que en poco tiempo, ya he interiorizado las nuevas igual que su cancionero de siempre. Sigo la letra sin querer, me salen solas. Las tengo incrustadas, sólo he necesitado unos meses. La cosa empieza muy bien, el bombo, los graves en general un poco alto quizás… la banda está engrasada, nada que ver con el entrenamiento de la sala Picos a principio de gira. Tres guitarras en el frente y tres voces muchas veces. Las voces en línea, ya sabéis, tengo debilidad por estas cosas. La cosa funde bien, empasta que dirían los eruditos. No sólo pesan las letras, que pesan mucho, en casos como este agradezco más que nunca el castellano. La música que las envuelve hace que las canciones sean redondas. Os aseguro que venía bien vareado al concierto. Estoy de curro hasta arriba. Ya sé que es una suerte pero no quita para tener el cuerpo bien machacado. Encima este tiempo me tiene deprimido, no daba un euro por mí, siempre confío en Quique, pero ayer no confiaba en mí. Pues sin más, primera, segunda, tercera… no me ha costado tanto. Moneda de de dos euros en mano como si fuera una púa, guitarra imaginaria, leve movimiento pendular para no dislocarme y de tanto en tanto me vengo arriba y me creo Keith Richards. ¿Dónde está el dinero? es puro rock & roll, la banda suena bien crudita. Quique lo sabe y saca su Gibson SG. (Es difícil verle así). En esta gira ha decidido hacer cosas diferentes como no traerse el teclado. Siguen haciéndose fuertes con Restos de stock. Edu Olmedo a la batería como a mí me gusta, pocos movimientos pero contundente de cojones. Alejandro Climent, Edu Ortega y Pepo López tampoco son mancos.

Caminando en círculos es como un maravilloso himno para cantar a pleno pulmón. No hay vuelta atrás, el concierto va a ser cojonudo. Es raro que algo se tuerza con esa inercia. Pero no todo es electricidad, hay una parte más acústica, con mandolinas, violín… Palomas en la quinta o No encuentro a Samuel se empapan en ese aroma más campestre. (Sam, el perro de Quique, revive de la mejor manera en mi favorita del último). A esas alturas la gente daba palmas sin petición previa, que en estos casos no hace falta. Quique sigue jugando en casa pero más allá del apadrinamiento cántabro, creo que la gente le respeta por su trabajo. Seguro que en otras ciudades genera la misma energía. La corriente es muy potente, sus textos te agarran y no te sueltan, igual que el pincho de pollo que comí una vez en la estación de servicio de Arrigorriaga. (Era imposible dar una dentellada sin separar la carne de la madera). Quique hace canciones para ciegos, se pueden ver con los ojos cerrados. Escucharlas es como ver un corto, como volver al lugar de los hechos, una regresión del alma, una demostración auténtica de que la reencarnación existe. Si esto no es así ¿Por qué cuando lo escucho tengo esa sensación de déjà vu permanente?

El artista siempre cantó al amor o al desamor, ahora también canta a su perro e incluso a los hijos de perra que nos tienen metidos bajo su puño. Tenía que decírtelo en tono de denuncia social pero con clase. Mala ostia y sutileza. Pero Delantera Mítica sobre todo es un disco sobre la amistad, la lealtad, esas cosas tan “elevadas”. No sé si el músico da su perdón o lo pide, lo mismo las dos cosas, como en una especie de extremaunción parece que quiere quedar en paz con todos antes que todo estalle (Lo repite un par de veces en el disco). La banda se toma un merecido descanso y lo deja sólo, acústica en mano. Dylan a la manera de Q.G con Es tu amor en vano (muy buena adaptación). Aunque tú no lo sepas me derriba, noto como si un cepillo invisible acariciara el vello de mi nuca, las orejas se me ponen tiesas, los ojos me escuecen algo (el último champú que estoy usando me los irrita bastante…) Curiosa sensación. Cuando veo Érase una vez en América, da igual si es la quinta o la sexta vez, lloro siempre en los mismos pasajes… es increíble, conozco lo que va a pasar y aun así no me contengo. Esta canción produce el mismo efecto, tengo que ser más fuerte. ¡Tomaré lecciones de protocolo!
Las del Pájaros mojados, como siempre, agitan más a la audiencia. Con Su día libre me reafirmo en mi teoría de que Daiquiri Blues es cojonudo (Los hay que dicen que pinchó en ese). Yo también necesito uno o varios… días libres, no Daiquiris.

Cesar Pop se sube al acordeón con Dallas – Memphis, una ranchera que es pura “crema”. (Otra canción redonda, otra más, Quique las tira como churros, tiene ese talento). La ronda final fueron Vidas cruzadas y Conserjes de noche. Aquí ya el personal estaba totalmente desatado, fuera complejos y todo el mundo a cantar. La banda, la gente, la comuna. El milagro de la música, la conexión invisible. Así fue el viaje. Diría que a la altura del mejor concierto que le he visto, si no el mejor. El Escenario Santander también hace lo suyo, un sitio perfecto para disfrutar de la música en directo, con muy buen sonido, visibilidad, muy cómodo de espacio, perfecto. Supongo que seríamos seiscientos o así, seiscientos uno, con la pantera enjaulada de arriba de las tablas.

Acabado el concierto me comunicaron el fallecimiento del padre de un muy buen amigo. De mi Delantera Mítica, de los que haces con quince años. Fue un revolcón que no esperaba, la verdad. Hacía apenas siete días habíamos estado los dos bailando hasta las tantas en la fiesta de los 80 que se celebró allí mismo. No nos veíamos desde hace mil años y la pasada semana rememoramos los mejores tiempos de instituto y ahora esto… La amistad siempre queda, es cierto.

Para acabar la noche, descubrí que entre Quique y yo se ha perdido algo… ¡¡¡Una entrevista!!!

4 comentarios sobre “Tus ídolos fallan, Quique González no.”

  1. Grande Santi!!
    me hubiera gustado estar contigo viéndolo,ya lo sabes…
    precioso articulo,espero que llegue la entrevista pronto,
    hoy al Alerta le faltaba…
    Gracias por compartirlo conmigo!!

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