Remate y la diferencia.


Fotos: Roberto Ortiz (Rortiz)

Bajo el seudónimo de Remate se encuentra el músico Fernando Martínez de la Serna… si tengo que describir su música diría que es inclasificable y si tuviera que describir al personaje que se encuentra detrás de esa frondosa barba, también me asaltarían cosas del estilo de sorprendente, distinto, curioso, original… desde luego, no deja indiferente. En medio año más o menos ha tocado tres veces en Santander, dos de ellas el pasado sábado 22 de enero y las tres fueron diferentes a lo que estoy acostumbrado a ver, pero hay más, también han sido diferentes entre sí. Así pues, Remate no admite comparación posible ni hacia fuera ni hacia dentro, es como si este señor se hubiera diseñado a sí mismo, como si el remate fuera en propia puerta… no es que no se le noten ciertas influencias, a mí me recuerda algo en su manera de cantar, no tanto en su voz, a Lou Reed, pero es sólo eso, algo lejano y lleno de bruma. El músico original, es decir, Remate o Fernando, prevalece por encima de toda la música que haya podido escuchar o le haya podido marcar. Aquí se reconoce como nunca la parte de sí mismo que todo artista vuelca en su obra. En este él resalta lo diferente, lo exclusivo.

La primera vez que vino, creo que en junio del año pasado, salí del concierto totalmente descolocado, no sabía si lo que había visto me había gustado o no, pero me había impactado, me pareció que su música jugaba a la contra, como si de una rebeldía sonora se tratara… hacía con las canciones lo contrario de lo que puedas esperar o lo contrario de la costumbre. Bien, pues esa experiencia que tengo que reconocer algo dura, me dio otra visión, fue como abrir otra puerta…

De tal manera que algo más de seis meses después, estábamos al pie del cañón en la presentación de Desconciertos 2011. En la Biblioteca Central y en acústico daba un primer concierto, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, luego tocaba con banda en el Café de las artes, esta vez fuera de ciclo, con una entrada de doce euros. Juro por lo más sagrado que me pregunté muchas veces… ¿Quién va a ir a las 22 horas a ver un concierto pagando, pudiendo verlo gratis a las 19:30? No tenía sentido… pues bien, salimos de la Biblioteca y pasamos por caja después, alegres y convencidos, y no solo eso, me fui del Café de las Artes con el “Superluv” bajo el brazo. No se puede escupir hacia arriba. El truco consiste en darte un aperitivo, delicioso y corto, apenas cuarenta minutos y dejarte con ganas de más… está claro que esta técnica no premeditada no sirve de nada si el concierto no está más que bien. Remate estuvo inspiradísimo, las canciones que hace seis meses parecían un esqueleto desmembrado, ahora sonaban redondas, igual de extrañas, pero con una luz diferente. Fernando no es que sea Robert Redford pero estaba bien elegante, mención especial a sus zapatos negros y blancos, su estupenda camisa, y ese sombrero tirolés que le daba cierto aire de cazador… por no hablar de la acústica, con ese instrumento hubiera tenido mi foto hasta yo, otra cosa es hacerla sonar tan bien. Superluv (Por lo que tiene de romántico) es un disco dedicado a unas actrices porno que en un momento determinado cambian su apellido por Luv (en realidad una manera errática de escribir Love). Bien, esta idea de amor en un medio tan sórdido como el porno, le atrajo mucho, y según sus propias palabras, gracias a estas actrices tenemos un mundo mejor… tengo que decir que leído así puede sonar raro pero explicado por él cobra sentido. En la Biblioteca tuvimos el formato más desnudo de estas canciones, sonaron tan simples como demoledoras. Además coló alguna que otra cosita, la versión en castellano de A singer on the loose si que me dejó petrificado, como al zorro.

En el segundo concierto ya tuvimos a Carlos Toronado (PAL) a la guitarra eléctrica, percusión y programaciones y a Sherezade al chelo y xilófono, además de Remate alternando acústica, eléctrica y teclados (aunque estos últimos, le dieron algún problema). Un nuevo punto de vista, otro más, aquí si venía Lou Reed a la cabeza era en su época de la Velvet… en alguna canción incluso parecía poseído por dos o tres cantantes a la vez, a veces incluso su voz sonaba a violín… su lenguaje es particular, la manera de encarar la canción, los fraseos, las entonaciones, la modulación… eso es personalidad y sonido propio. Hay que decir que Fernando viene de la formación de música clásica, imagino que eso influirá. Puede ser que yo no haya escuchado tanto o incluso las dos cosas. En canciones como Por lo que tiene de romántico, ese canto era un auténtico remanso de paz… con la guitarras picando poco a poco como pequeñas abejas y el chelo sintonizando de manera perfecta el dial en el que tu corazón no se puede hacer más ancho… en otras como Gigante vamos hacia canciones más pop, con apoyo de segundas voces, con un tono más convencional por decirlo de alguna manera. Hay algún tema más ruidista como Más allá, aquí se apelotona todo un poco y también hay ciertos momentos que las letras no se distinguen bien, es lo que tiene cantar de un modo tan original. Incluso en Iris, un ejemplo claro de que menos es más, no he descifrado parte hasta que he tenido delante el libreto.

Si Remate tiene la idea que este grupo de actrices pueden lograr un mundo más feliz, en la parte que las corresponde por haber inspirado al artista, pueden estar tranquilas. El sábado yo fui bastante feliz, y lo que me queda.

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