Reina indie

Maria Antonieta

Sofia Coppola ha vuelto, un regreso difícil después de convertir su segundo trabajo, Lost in Translation en una obra de culto, con legión de seguidores y detractores.

Su tercer largometraje, Maria Antonieta, se adentra en el terreno del cine de época… pero a su particular manera. Desde su ópera prima, Las vírgenes suicidas, la obra de Sofia ha estado marcada por patrones muy reconocibles: personajes femeninos sobre los que gravita la historia, narración basada más en los silencios que en los diálogos, mimo a la hora de seleccionar la banda sonora.

Esta marca de la casa se lleva en Maria Antonieta hasta el extremo. Que nadie se lleve a engaño y se acerque al cine esperando ver una película sobre los turbulentos acontecimientos que condujeron a Francia a su revolución, y a la protagonista a la guillotina. No. En la película de Sofia Coppola la cámara no sale de palacio, El argumento no habla de la historia de Francia, sino de la historia de una muchacha que se enfrentada a la súbita responsabilidad de convertirse en reina. Su paso de la infancia a la madurez, sus relaciones con su marido, con sus hijos, y con los personajes que circulan por Versalles centran la película. Una visión femenina, intimista, con economía de diálogos, y con una fotografía sobresaliente.

Kirsten Dunst, que ya fuera protagonista de Las Vírgenes Suicidas, es la encargada de encarnar el personaje de la reina, un papel complicado ya de por sí, pero más aún cuando toda la película gira alrededor de su interpretación. ¿El resultado? Magnífico.

Sin embargo, es en el aspecto estético donde el film sobresale y brilla con ese aura tan especial que tan sólo puede ofrecer el dinero de un buen presupuesto. Al servicio del buen gusto, eso sí. Rodada en Versalles, la película es un derroche visual de ambientación y vestuario. Trajes y calzados de la época recrean a la perfección el ambiente de la época, aunque también se permiten algunos guiños a la modernidad. Y es que la breve aparición de unas Converse es el aompañamiento ideal para la propuesta más arriesgada de la película: su banda sonora.

Desde los títulos de inicio a ritmo de Gang of Four, hasta los de crédito con The Cure (de los que también se incluye Plainsong brevemente en un momento estelar), la selección musical es digna de elogio, aunque en momentos, y con Steve Coogan en pantalla, uno no sabe si van a salir los Joy Division en escena en cualquier momento. Esto, junto a la cuidada fotografía y la parquedad en frases, lleva a Maria Antonieta a rozar el videoclip en ocasiones, algo perdonable por el hecho de tratarse de temas de New Order (¿no decíamos?), The Radio Dept, Aphex Twin, Siouxie & The Banshees, Bow Wow Wow, Adam & The Ants, The Strokes… Guitarras, sintetizadores y minuetos de la mano, una mezcla que genera críticas, pero que es la principial apuesta estética de la directora.

En definitiva, Maria Antonieta es una película para disfrutar sin prisas, para sumergirse en una visión muy personal (por la retratista y por la retratada) de un período clave de la Historia, y para sonreir por la elección de la música. ¿Se podría haber contado más en el mismo tiempo? Sin duda, al igual que el libro de Eugenides narraba mucho más sobre aquellas vírgenes que lo que nos mostró Sofia en pantalla. Sin embargo, la apuesta estética hace que merezca la pena acercarse al cine, aunque las piezas encajasen mejor en su Lost in Translation.

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