Quique González vuelve sobre sus pasos

La cabra tira al monte y el bueno de Quique, por mucho que su popularidad crezca, sigue manteniendo el espíritu del músico de sala. Yo creo que la gira “Desbandados” es una excusa para darse el gusto, el momento para mirar atrás, tocar con poco, retomar temas del baúl de los recuerdos, hacer versiones… recuerdo cuando giraba presentando Kamikazes Enamorados, era un poco así, escribiendo el guión sobre la marcha. El viernes dieciocho tuvimos la oportunidad de volver a esa época, cuando era más anónimo y saber de dónde viene en lo que hoy se ha convertido. En show es más libre y distendido, el corsé de una banda no aprieta y los errores no penalizan porque los saltos son con red. Hay cierta sensación de ensayo a puerta abierta, complicidad… Quique no deja espacios en blanco, entre canciones siempre da charleta. Sólo ser ponía solemne delante del piano, como tiene que ser. Está locuaz, es cierto que esto desengrasa y hace más dinámico el espectáculo. Los silencios mientras los músicos afinan suelen acabar cansando.
Eso sí, la dimensión del madrileño es tal, que incluso esta reconversión a concierto acústico en lugares más pequeños pasa por un sitio como el teatro CASYC que debe tener unas quinientas o seiscientas plazas, lo que no supone demasiada intimidad. No en vano presentó Avería y Redención aquí, con la Aristocracia del Barrio y ya era mucho, pero es que lo siguiente fue la sala Argenta del Palacio de Festivales. Entiendo que aunque de un paso para atrás, ya no podrá ser por debajo de esto, a no ser de cogerlo en alguna actuación sorpresa.

En la gira como único acompañante, Jacob Reguilón (fiel escudero desde el principio) al contrabajo y arco… incluso en Fito cogió la acústica. Con él siempre estás bien cubierto. Yo se que el cantante lo tiene en alta consideración, “Jacob es el mejor” me dijo hace unos años, es músico de confianza desde hace mucho. Q.G. alterna piano, acústica y de vez en cuando armónica. El concierto fue un repaso de grandes y pequeños éxitos, canciones emblemáticas mezcladas con otras que no salen en ninguna lista de hits más allá de la que hace tu cabeza y tu corazón. Reloj de plata, Fito o Polvo en el aire son claros ejemplos. Aquí las composiciones parecen esqueletos, están con lo mínimo, la emoción llega desde lo sutil, se presentan limpias, frágiles, más reales todavía. La canción está viva, puede crecer o diluirse, supongo que eso lo haga más emocionante. Si el artista es bueno, es la prueba de algodón definitiva. Cuando quitas todo, sólo quedan las canciones y de esto, va sobrado… las puede vestir de mil maneras que siempre le van a lucir. Es lo que tiene contar con géneros de primera calidad. Quique sigue creciendo incluso cuando mira hacia dentro. Estoy seguro que rescatar ciertas historias para él es terapéutico. Yo por ejemplo, intento subir a Potes una vez al año, es bueno para mi higiene mental, imagino que para el artista volver a las raíces, puede ser más reconfortante y barato que visitar al médico. Ayer se le veía muy contento, puede que tocar para sus vecinos ayude. Sigo viendo la evolución… cada vez hay más de Quique en Quique, es transparente… cada día le reconozco más, tanto en la manera de escribir, como en su forma de cantar, cada vez mejor. Supongo que es lo que Risto Mejide llamaría “Un producto acabado”, claro que de producto hay bien poco. Aquí hay músico con mayúsculas, de los de largo recorrido.

De haberlo sabido (homenaje final a Antonio Vega), En el disparadero, La cajita de música, Dos tickets, Los Desperfectos o Aunque tú no lo sepas, fueron alguno de los momentos más destacados de la noche. Diría que de Daiquiri Blues no tocó ninguna, no se trataba de eso esta vez. Hubo lugar para alguna rareza como Peleando a la contra y el capítulo de versiones estuvo representado por La vida te lleva por caminos raros (Diego Vasallo), Estos días (Jackson Browne/Enrique Urquijo), La casa cuartel (Kiko Veneno), Hoy puede ser un gran día (Serrat) y La Adelita (El trío González).
Con Avión en tierra cerró una actuación de cerca de dos horas. Yo nuevamente salí encantado, Puestos a pedir me hubiera gustado Días que se escapan o Se equivocaban contigo, pero bueno, esperaré a la próxima vez que vuelva a reciclarse.
(Por cierto, puede que no venga a cuento, o sí… ayer por fin pude estrenarme en el Restaurante de Las Piscinas de Villacarriedo y efectivamente, fue todo un festín gastronómico)

Fotos: Igor Krutxaga

2 comentarios sobre “Quique González vuelve sobre sus pasos”

  1. Quique es asiduo de las piscinas, las nombra constántemente, un día en el BNS Quique me presentó al dueño, Fonso, yo le dije que ma habían hablado muy bien de sus huevos con foie… me dijó que fuera a probarlos. Ha pasado un tiempo y ayer fuí… Madre mía, se come de cojones.

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