Persépolis, de Marjane Satrapi

Persepolis

Persépolis, de Marjane Satrapi, es el cómic y la posterior película inspirada en el mismo. La historia trata de la autobiografía de la autora en tres fases (a mi entender, porque la novela gráfica está dividida en cuatro tomos), principalmente: la infancia, con el complicado contexto socio-político derivado de la Revolución Iraní y la Guerra Irán-Iraq; su adolescencia en Europa, con los predecibles contrastes culturales; y la vuelta a Irán, donde las cosas apenas habían cambiado desde su marcha. Tanto el tebeo como el film han sido reconocidos con premios y nominaciones en diferentes certámenes, y la verdad es que hay muchos aspectos destacables de esta obra.


Previo a la Revolución, la autora realiza una breve introducción a la Historia de esa franja del mundo, ahora llamada Irán, donde destaca las raíces culturales y el poderío económico del mismo, porque muchas veces nos olvidamos de investigar sobre un país y nos quedamos con los estereotipos («en Irán nieva y no todos somos terroristas», nos recuerda). Tras siglos de imperios y guerras y décadas de manipulación norteamericana, una serie de coincidencias e intereses desembocaron en la victoria de los islamistas, recortando todas las expresiones culturales, la diversidad de opinión e igualdad de sexos como siempre sucede cuando la religión está (implícita o explícitamente) en el poder. Así, los discos anglosajones son mercancía de contrabando que se consigue los bajos fondos, y un simple póster o pin, se convierte en un motivo para darte el alto por la calle y pedirte explicaciones:

Persepolis

La mejor forma de dar unas pinceladas sobre ambas obras es contemplar cómo se han enfocado las escenas desde los lenguajes propios de cada medio (cómic-cine). En las ilustraciones anteriores (y en las posteriores), la imagen superior corresponde a unas viñetas del cómic y la inferior, a un fotograma de la película de la misma escena. De esta forma, se aprecia la diferencia de tratamiento; si el cómic es una obra en blanco y negro riguroso y prácticamente bidimensional (con fondos inexistentes en muchos casos), en la película utilizan escala de grises para los fondos que dota de más profundidad a los planos; por otro lado, el recurso del color (y del flashback) en el film lo veo totalmente innecesario… En todo caso, podría haber sido una interesante metáfora visual limitar el blanco y negro a los fragmentos de la historia que están ambientados en Irán, y utilizar el color cuando la trama discurre en Europa, por ejemplo.

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Volviendo a la historia, Marjane nace en una familia con ideas bastante progresistas; incluso sus padres la ayudan para conseguir materiales prohibidos y organizan fiestas clandestinas en su casa. Pero son conscientes de lo peligrosa que es la situación en el país si llamas mucho la atención. Por este motivo, envían a su hija a Europa para que siga estudiando en un ambiente totalmente distinto. Lo obvio no sorprende, como que Marjane sienta incómoda al ver muestras de afecto en público, sino que es en los detalles donde mejor se retratan las diferencias: Después de años de guerra con Iraq, las estanterías de los supermercados iranís estaban prácticamente vacías, por lo que llegar a un comercio en el que puedes encontrar un mismo detergente con variedades de olor (pino, limón, brisa marina…) supone un cambio bastante perceptible. Marjane comenta que hoy en día todavía disfruta teniendo en su casa muchos productos de limpieza con fragancias diferentes.

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Si bien las figuras paternas son reflejadas muy positivamente, Marjane dota de muchísima personalidad (y por tanto, influencia sobre sí misma) a su tío (prisionero político, idealista, héroe) y a su abuela, todo un carácter. Cuando vi/leí la escena de su abuela quitándose el sujetador y cayendo una lluvia de flores (las llevaba allí metidas para estar perfumada) sentí algo parecido a la bolsa danzante de American Beauty: la belleza de lo sencillo, la magia en lo cotidiano.

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El ajuste del formato cómic a una película comercial ha obligado a eliminar muchísima información (por ejemplo, los diferentes alojamientos que comparte durante su estancia en Europa) para poder contar básicamente lo mismo, pero existen algunos detalles digamos más explícitos en el film que en la historieta como cuando tras un bombardeo de la aviación iraquí, la joven Marjane ve entre las ruinas una pulsera de una vecina (en la película, una mano entre los escombros) o cuando estaba en Europa y dormía en la calle, en el film insinúa que la violan. Indudablemente, dota de mayor dramatismo a la historia, pero sabiendo que el cómic es anterior, queda la duda de que si se han retocado esas dos escenas para obtener un resultado más efectista…

En cuanto al dibujo, pues… ahí están las imágenes. Marjane no es ninguna Simon Bisley ni una Arthur Adams, para que nos entendamos. Incluso Maus parece complejo a su lado. Pero compensa la sencillez (que no mala calidad) de su trazo con un guión fresco, ingenioso y cómico o dramático según sea necesario.

Un último apunte (para no destripar completamente la historia): como el consumo del alcohol y la música rock estaban prohibidos en Irán, la gente se reunía en pisos para realizar fiestas clandestinas. Durante una de ellas, la policía irrumpe en un piso y al huir, uno de los amigos de Marjane muere. En lugar de encerrarse en casa, y como acto de rebeldía, celebran otra fiesta (ilegal) en honor al muerto. Porque Persépolis nos enseña que la libertad y las ganas de vivir están por encima de todo… y que Irán no es todo desierto, que también nieva, que no hablan árabe (su idioma es el persa) y que tienen un calendario diferente, entre otras muchas cosas.

Otros links de interés:
Persépolis en Guia del Cómic
Web oficial de la película

7 comentarios sobre “Persépolis, de Marjane Satrapi”

  1. Qué grande Persépolis, tanto el comic como la peli!!
    De todas formas, no estoy de acuerdo en lo de que el dibujo aquí sea algo secundario. Creo que Satrapi consigue sacar mucho partido del esquematismo y del uso del blanco y negro. La estilización casi infantil que hace que todo tenga un aire de «cuento siniestro» (supongo que como forma de suavizar el momento de afrontar los recuerdos más traumáticos que la autora rescata de su memoria), la imaginativa composición de muchas de las páginas en el comic o los guiños a la tradición iconográfica persa no lo veo como algo conseguido de manera casual. Vamos, que aquí veo al dibujo y al guión integrados de forma bastante equilibrada, perfectamente complementarios.

  2. Hola, Mifune. No he querido decir que el dibujo es secundario, sino que es «sencillo»: es otra forma de decir que es infantil, naif, simple… vamos, que para mí no es un cómic que pasará a la historia por su potencia gráfica. 😉

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