Miranda en el centro de la diana (Ebroclub 2011)

El Festival Ebrovisión ya está muy asentado. El año pasado ya fue nombrado “Mejor Festival Nacional” según la revista Mondosonoro. Por otra parte, la afluencia de público ya es realmente importante, lejos ya los difíciles primeros pasos… Lo cierto es que cuando la crítica y la gente se dan la mano, hay que pensar que las cosas se están haciendo bien. No es la única actividad que hace la asociación cultural Rafael Izquierdo pero si la más conocida. No en vano, un evento como este pone a Miranda de Ebro en el centro de la diana. En mi cabeza, Miranda es igual a buenas vibraciones… se lo han ganado a lo largo de estos años, imagino que no soy el único. No puede haber mejor campaña de turismo… allí donde nos tratan como en casa, o incluso mejor.
Ebroclub ha nacido el 1 y 2 de abril del 2011. Un festival pequeño, algo así como un hermano menor ebrovisivo, aquí la temática está centrada en la música de los sesenta. El espíritu siempre fue este, la excusa recupera otra vez La Fábrica de Tornillos como el centro principal de las jornadas musicales y se retoma el ambiente más familiar que tienen las cosas antes de crecer irremediablemente. Se ha retrocedido para volver a enamorarnos como la primera vez, los elementos se han vuelto a reordenar, las cosas han caído por su propio peso y de manera natural, todo se ha vuelto a decantar al centro de una diana, esta vez mod, aunque nos aseguren que ya no quedan muchos. Esta no era la ocasión para los fans del grupo del momento ni para pensar en bandas guiris; no iba a haber despliegue de luces ni puestos haciendo Kebab en las puertas. Teníamos lo justo pero no sobraba nada.

Llegamos a Miranda y el trámite de alojarnos en la Pensión Conchi duró menos que nunca, esta vez no hubo que rellenar nada, se ve que ya me conoce y me tiene archivado, salimos por esas calles tan familiares, las he pateado miles de veces y aún así, me sigo perdiendo. La primera parada en el Boulevard y nuestros estómagos que comienzan a apaciguarse, estaba tan rico que el palillo de mi “pepito” acabó incrustado contra la barbilla. En La Vasca era imposible reservar al día siguiente pero eso ya no es ninguna novedad… por otra parte, dudo mucho que nos hubieran dado de comer como en La Fundición.

Una vez llegamos a la Fábrica y cruzados los primeros saludos, echamos un vistazo al escenario… pinta bien, una Scooter verde lo preside, dos batería para que los cambios no sean eternos y un telón de fondo con una diana gigante bien roja. Era el momento del cigarrito antes del concierto, patio de atrás y desde allí que suenan los primeros acordes de los vitorianos Acapulco Gold Diggers. Power trío de efectos inmediatos, música directa y sin ambages. Como me dijo mi amigo Iñaki Calzada, “Garage a saco”. No sabía de la existencia del grupo hasta que lo anunciaron en el festival, es un ejemplo claro de banda solvente más allá del nombre o los galones que dan la fama. Bajo y guitarra Rickenbacker son toda una declaración de principios. ¿Quién se puede resistir a mover la cadera con temas como F.I.R.E.? El apartado de versiones, tan recurrente en un evento de este tipo, estuvo cubierto en este caso por I Feel Good (The Artwoods) y Makin Time (The Creation). Cumplieron de sobra, a ver si suben a Santander algún día.

Brighton 64 empezaron con La calle 46 (Club negro), los de Barcelona eran el grupo más esperado del cartel, por eso de la reunificación por su treinta aniversario. Sonaron hit, tras hit, canciones pegadizas incluso para los que en aquella época andábamos escuchando otras cosas. Es curioso, yo cuando entonces llevaba tupé y patillas, en aquellos momentos de ofuscación no me daba por escuchar grupos rivales, la cosa parecía planteada así. Ahora me parece ridículo que enfrentáramos a los Cochran, Vincent, Berry, Richards y demás con los 13th Floor elevators, Small Faces, Troggs y otras especies. Éramos jóvenes y fácilmente influenciables, pero con el tiempo me fui dando cuenta que las orejeras de burro no son buenas, todo lo contrario. También he sacado la siguiente conclusión, “Qué viejo soy”. Hay que reconocerlo, voy a festivales en los que soy el más mayor o en los que la gente que va, son igual de mayores que yo. Siguiendo con los Brighton, Jordi Fontich daba sentido a la expresión de “grupo panderetero” que utiliza siempre PacoGurb para estas bandas. (Es graciosa). Ver al teclista intentar agitar al personal, pandereta en mano, con esos bailes espasmódicos se convirtió en una de las imágenes del festival. Lo intentó constantemente pero la gente no acababa de responder a las palmas. Lo dicho, estamos viejunos. Otis, Jackie Wilson y Sam Cooke son el mejor cocktail, pero tampoco se olvidan de Wilson Picket y su medianoche. Fotos del ayer, La ley del mínimo esfuerzo, Donde yo caí, o Un Conflicto con tu ayer y un largo repaso que acabó con La casa de la Bomba, hizo que la nostalgia se apoderara de muchos amén de saldar una vieja cuenta. Por lo que contaron la anterior vez que iban a pasar por el pueblo hubo que suspender la actuación. Así pues, para alguno debió ser doble alegría.

Cada vez que recuerdo mi visita a León, me acuerdo de su morcilla (bautizada por nosotros como norcilla), recuerdo el MUSAC, la catedral, el barrio húmedo, y sobre todo, el Rock & Roll Circus. Estábamos buscando un bar de rock and roll y paramos a unos chicos que parecían de allí, “este de enfrente” nos dijeron… No salimos en toda la noche, nos enamoramos del bar, la pinchada fue excepcional. Seguimos hablando con esos mozos de música y nos dijeron que tocaban en un grupo de allí llamado Los Platillos Volantes y que hacían música de los 60, pedimos alguna canción para hacernos una idea. Sonaban bien, al día siguiente compramos el cd que ya nos acompañó de viaje a las siguientes ciudades. Diría que han pasado un par de años de aquello, quizás algo más, no había tenido ocasión de volver a verlos hasta ahora pero lo iba a hacer en el mejor sitio. Festival a la medida, sala con un sonido maravilloso y la gente, que según avanzaba la noche se iba animando más. Yo tuve la sensación que fue con los de León, con quien más nos desmelenamos. No es de extrañar, cuando se ponían a darle al Rhythm and Blues daban sensación de peligro, a pesar de evocar los sonidos más yeyes, tenían plomo, chicha. Lógicamente cayeron unas cuantas de Los Salvajes, Las Ovejitas, Vivir sin tí, Soy así, Los Platillos Volantes… también versionaron River Deep, Mountain High de Ike & Tina Turner, For your Love de Yardirds… seguro que se me escapa alguna. Esta gente parece una cooperativa musical y según la ocasión hay una gente u otra. Yo esperaba una banda nutrida, coristas incluidas pero no pudo ser. Eso sí, los cinco que estuvieron, lo defendieron perfectamente.
La fiesta seguía en la Orosco con Eneida Fever y Alex (Cooper) entre otros, también me acerqué… Estuve un rato bailando y discutiendo de música, a estas alturas, casi lo único de lo que me gusta discutir…

El sábado nos recibió con un sol muy majete, calentaba de lo lindo, demasiado quizás. La ruta de pintxos gratuita para los festivaleros era un aliciente más para echarse a la calle y mezclarse con los vecinos y amigos mirandeses. Una caña con pintxo de boquerón en el Tangente es una manera inmejorable de empezar el día. El Sandra volvió a jugar con nosotros al escondite y después de pasar una primera vez, con su habitual puerta cerrada, volvimos sobre nuestros pasos media hora después… ahora ya estaba lleno, “Champiñón y rock & roll”. No tiene mejor definición. Miramos la carta de La Fundición y nos gustaba todo, el menú del día, el del fin de semana… apetecía todo. Comimos de bigotes, los entrantes, los primeros, los segundos, los postres… salimos de La Fundición con una gran sonrisa en la boca, ya no la abandonaríamos el resto del día. La Tertulia estaba con unos pocos, hasta las 19 horas no había djs… la duda era siesta o seguir, nos dejamos llevar y mandamos a paseo a Morfeo, unos licores digestivos y la grata compañía de la gente de la asociación nos bastaba. Las horas fueron cayendo de manera suave, muy tranquilo todo. O el resto si echan siesta o estaban en el resto de bares. En la terraza de la Tertulia hicimos honor al nombre del Café. Alex Diez firmaba su libro “Club 45”. La comitiva mirandesa nos explicaba el pasado, el presente y el futuro de la asociación. Anécdotas del festival, sitios donde comer que no conocemos, incluso historias del ex- Flechazos… Al final de la tarde ya tenía ochocientas conversaciones cruzadas, algunas acababan en “Os aprecio mucho” o “Sois cojonudos”. Luego habrá quien diga que no les meto caña porque son mis amigos… yo a esta gente la empecé a conocer a raíz del festival, no les debía nada de antes, todo lo que yo pueda pensar viene de lo que he ido descubriendo en los últimos años. En cualquier caso, con ellos es casi indivisible el apartado organizativo, musical y el trato que dan a los visitantes. Va todo junto porque hacen las cosas para el público, eso se nota.

Con estas sensaciones llegamos a la Fábrica. Los Guajes son unos gamberros, lo más divertido del festival. “Las doctrinas del Landismo suelen ser mi catecismo”… resume un poco el espíritu de los asturianos. Ya esto era puro Guateque sesentero. Al frente de la banda un freak en estado puro se oculta tras unas perennes gafas de sol. Entre aullidos nos cuenta sus ganas de matar, con Cazasuecas ya parece un auténtico perturbado. Es muy curiosa su engolada manera de cantar, haciendo zumbar palabras en su garganta como si de una misteriosa cueva se tratara. Una especie de Adriano Celentano gijonés. Y sí, era bastante exagerado, provocador, puede que pretencioso… pero el caso es que el resultado era bueno, los pasamos teta. Soy tremendo de los Sirex les quedaba como anillo al dedo.

Dr. Explosion son pura adrenalina, sobre todo Pibli, ese batería anfetamínico al más puro estilo Keith Moon. Parece mentira que sólo tres pueden montar ese jaleo. Garage, Punk, Surf… la coctelera se agita y tenemos el resultado más explosivo. El grupo presentaba su último trabajo “Hablaban con frases hechas” del que sonaron canciones como “Renacerá” de los Brincos, “Quién quiere lo que tuvo ayer” u “Hoy, una vez más” con un sonido muy similar también. Lo que no esperaba fue el Blue Monday de New Order, momentazo. La traca final con Jorge y su Gretsch bajando al ruedo y el personal haciendo el troglodita con el timbal base de la batería. Los perros estaban en danza hace tiempo ya, el espíritu del rock and roll más primitivo en todos los coros con los que el público ayudaba a que la hoguera no se apagara… Descacharrante. Pues eso, “Soy moderno, soy eterno”.

The Excitements pusieron literalmente la sala patas arriba. Aquí teníamos Soul de auténtica pata negra. Ahora no había que pensar, sólo escuchar y sentir. Podrían haber venido de Chicago pero en Barcelona también tenemos cosas bien dignas. Los saxos brillaban igual que esa música viva y luminosa, el contraste de la piel morena de la mozambiqueña Koko Jean Davis con ese vestido violeta era una explosión visual tan llamativa como los bailes de esta cimbreando cadera. Aquello era puro fuego… una puesta en escena impactante, sexy, directa y totalmente embriagadora. Quién no se mueva con esto es que está muerto. Canciones como Take the bitter with sweet tiran de tus talones con un hilo invisible, se mueven sin darte cuenta. Nos estábamos quemando pero estábamos encantados. El final fue una locura, acabé con las manos rojas de palmear y las suelas desgastadas de tanto baile. Extasiado, vacío, feliz y cansado. Me dejé hasta el último aliento, no podía ser de otra manera. Que todos los fines de fiesta de todas las fiestas del mundo sean así. Cuando acabó el concierto pensé que Tina Turner había estado en Miranda y que Sharon Jones está muy bien, pero que aquí también tenemos nuestras cositas…
La fiesta seguía por la noche con los djs… yo ya lo había dado todo, elegí cama. Un gran comienzo, a ver si lo cuidan.

Larga vida al Ebroclub.

5 comentarios sobre “Miranda en el centro de la diana (Ebroclub 2011)”

  1. Un abrazo desde Miranda y desde el Tertulia… lo pasamos fráncamente bien. Un abrazo. Buena crónica.

  2. Muy buena la crónica señor Stoner. Un placer haber disfrutado de su compañía en La Tertulia del sábado. Lástima que me tuviera que ir y perderme el resto de la tarde y los concicertos del sábado. Espero noticias suyas

    Un abrazo

  3. Saludos tíos!

    Nosotros también lo pasamos muy bien. Aunque los tanques de pacharán que le dieron a Santi en La Tertulia le perjudicaron por la noche jajaj

    A Kortázar le tengo identificado como Fernando Alonso-Cesc

    ¿Quién eres, Seve?

    Un abrazo, contando los días para volver a Miranda

  4. Seve es el pelón, el que decía yo que se parecía al Georgevic o como se escriba.

    Un abrazo para todos, nos vemos pronto.

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