Jot Down 100: Cómics. Cien tebeos imprescindibles.

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En los últimos lustros se ha vivido un cambio radical en la forma en la que se consumen tebeos en España. El público comiquero ha dejado de estar compuesto mayoritariamente por niños, jóvenes o gente cercana a minorías contraculturales para pasar a tener un aspecto más adulto y serio. Pero a pesar de que este nuevo tipo de lectores aparente tener “un gusto más refinado” (ejem) y “un sentido crítico más desarrollado” (ejem ejem) se echa en falta la existencia de monografías técnicas u obras de referencia que sirvan de apoyo a quien esté interesado en profundizar en la historia del cómic o en aprehender los presupuestos plásticos y literarios que justifican que esta disciplina sea conocida como el Noveno Arte. Además de que las revistas especializadas en cómics prácticamente han desaparecido, y los blogs dedicados al tema ofrecen una información demasiado fragmentada y dispersa. Este es el contexto en el que llega a las librerías esta revisión de los cien cómics imprescindibles según los redactores de Jot Down, con lo que este lanzamiento debería ser uno de los acontecimientos del año para cualquier aficionado. Y la verdad es que me gusta cómo ha quedado.

El tomo lleva el sello inconfundible de Jot Down, esto es, encuadernación rústica y textos impresos a un tamaño enano, que resulta una tortura para cortos de vista como yo, pero que permiten que los autores se apliquen sin límites en desarrollar sus ideas y su estilo personal en toda su amplitud.

Se abre con una extensa entrevista a José María Beroy, que no solo sirve para reivindicarle como autor sino también para plantear reflexiones sobre la evolución y la situación actual de la industria y del público lector de cómics. Pero la mayor parte de las 240 páginas de este volumen aparecen dedicadas, como no podía ser de otra forma, al repaso de la lista. Los cien cómics aparecen ordenados cronológicamente según la fecha de su edición original, acompañados por textos explicativos y, en la mayoría de los casos, alguna ilustración. Supongo que para rematar el tono académico de la lista hubiera estado bien haber incluido fichas técnicas con datos sobre ediciones españolas, número de páginas, formato de la edición… Soy consciente de las complicaciones que suponen la naturaleza heterogénea del soporte físico del cómic y el caos que rige la industria editorial española (el que me siga en el blog Spam de Autor ya sabrá a qué me refiero), pero pienso que no estaría de más buscar alguna manera de aportar esa información (quizás por medio de un anexo en la web de Jot Down o algo así) que permitiría al lector conocer las posibilidades reales de encontrar en las tiendas una obra concreta, o si esta consta de 32 o de 3000 páginas.

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Los textos de “Cien…” siguen el estilo habitual de Jot Down, así que no hay un patrón prefijado sino que las reseñas parecen seguir únicamente el gusto de su autor. Entre los veintisiete colaboradores que han participado en el libro es natural que haya altibajos, pero el nivel medio me parece razonablemente bueno, así que se puede disfrutar del tomo no solo como obra de consulta sino también como recopilación de artículos periodísticos.

Para analizar mejor lo que aporta este “Cien…” me parece útil compararlo con la otra gran obra del estilo disponible en las librerías españolas, que es “1001 cómics que hay que leer antes de morir”, editado por Paul Galbrett (Ed. Grijalbo, 2012). Está claro que los cien de Jot Down se quedan muy cortos cuando se les pone al lado de la voluntad enciclopédica de la otra. Pero mientras que con los 1001 la intención es incluir todo lo posible (seguramente más de lo que la mayoría de aficionados serán capaces de leer antes de morir) limitarse a reseñar solo un centenar permite “aplicar criterio”. Para completar una lista de mil es prácticamente inevitable relajar los controles de calidad, así que terminan por colarse bastantes tebeos que no son tan indispensables como reza el título. Y a su vez esto lleva a que obras maestras se pierdan entre las reseñas de decenas de títulos menores. Por otro lado, dado que el libro de Grijalbo se escribió pensando en el mercado norteamericano, aparecen comentadas no pocas obras inaccesibles para el lector español medio, bien por antigüedad o por no contar con traducción al castellano.

¿Y cuáles son esos criterios que sí se han aplicado en “Cien tebeos…”? Pues los propios de una obra creada por y para aficionados a la historieta, españoles y de entre, pongamos, 25 y 45 años. O, lo que es lo mismo, el perfil del público mayoritario de Jot Down. O, ya puestos, mi propio perfil. Así que, en primer lugar, se ha privilegiado al cómic moderno frente a los clásicos (solo veintidós de las entradas de la lista son anteriores a 1980, mientras que hay veinte cómics publicados a partir del año 2000), lo que ayuda a que la mayoría de los que aparecen en la lista estén disponibles en la actualidad en cualquier librería (de hecho, creo que “Hitler=SS” es el único prácticamente inencontrable, dado que no se ha reeditado desde que una orden judicial prohibió su venta y su impresión a finales de la década de los ochenta). Por otro lado también se presta especial atención al cómic español (veinte de las obras comentadas corresponden a autores patrios), que a menudo queda olvidado para los lectores de nuevo cuño.

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Y, en general, se repasan de forma equilibrada estilos, autores y obras vitales. Desde superhéroes hasta novela gráfica adulta, desde el underground hasta el cómic infantil, desde el humor hasta los testimonios autobiográficos… nombres que van de Little Nemo a Corto Maltés, de David Mazzucheli a Daniel Clowes, desde los 4 Fanásticos a La muerte del Capitán Marvel, de Peter Bagge a Pedro Vera, de Harvey Pekar a Guy Delisle, de Calvin & Hobbes a Bone, desde Spirit hasta el Predicador, desde Hergé a Osamu Tezuka, desde Transmetropolitan hasta Blacksad, desde Moebius hasta Santiago Valenzuela… lo que en conjunto compone una guía bastante completa. He hecho recuento y me sale que he leído cincuenta de los cien cómics reseñados (en serio, cincuenta, ni uno más ni uno menos), y puedo decir que, al contrario que en el libro de Grijalbo, todos los que aparecen aquí se merecen ocupar el espacio que se les ha dedicado. Bueno, en realidad sí que me sobra “Mujeres alteradas” de Maitena, un cómic que siempre me ha parecido bastante pobre. De hecho, creo que hay más motivos para que figure en la lista “Yo” de Juanjo Sáez, donde se ridiculiza con bastante descaro el trabajo de la argentina… pero digamos que esto no sería más que la excepción que confirma la regla de que la inmensa mayoría de lo que se comenta por aquí es realmente imprescindible.

Por desgracia, entre los cien elegidos hay un par de faltas que considero imperdonables. Por un lado, la ausencia de Robert Crumb, un gigante del cómic tanto por la calidad de su obra como por la influencia que ha ejercido en mucho de lo que se ha hecho desde que empezó a dibujar. Desde clásicos Mr. Snoid o Mr. Natural hasta su adaptación del libro del Génesis pienso que no son pocas las páginas que se merecían tener un hueco en este tomo. Por otro lado, tampoco se menciona a Scott McCloud, cuyo “Entender el cómic” no solo me parece la mejor obra teórica sobre el tema disponible en castellano sino además todo un prodigio técnico y narrativo.

También echo de menos algo más de atención hacia el manga. Siete de los cien cómics reseñados son japoneses. Me resulta difícil calcular si este número debería ser mayor o si este género merece más espacio que el que se le ha concedido a la escuela francobelga o a la factoría Fantagraphics (además de que he de admitir que no he leído la mayoría de los siete reseñados); pero sí que echo en falta alguna mención a joyas como “El lobo solitario y su cachorro”, “Akira”, “Dragon Ball” o la obra de Suehiro Maruo o de Shintaro Kago, por poner algunos ejemplos.

En cualquier caso, sé que al confeccionar listas de este tipo resulta prácticamente imposible contentar a todo el mundo. También siento que lo que echo en falta en este repaso no llega a ser tan importante como para poner en duda las muchas bondades de este volumen. Eso, y la escasez de trabajos de este tipo publicados en España hacen que este “Cien tebeos imprescindibles” sea altamente recomendable, tanto como obra de referencia para lectores hardcore como para recién llegados que sienten deseos de adentrarse en la vastedad del mundo del cómic pero necesitan un plano para no perderse por el camino.

Texto: Carlos Caneda