The Unfinished Sympathy volvían a Santander el 23 de abril, después de su visita en 2007. Como en aquella ocasión, se repetía sala, BNS, y ciclo de conciertos, “A solas con…” un nombre que a veces puede ser bastante premonitorio. De primeras la banda se queda acojonada con la poca gente que hay. Es verdad que el Racing en esos mismos momentos le estaba haciendo pupa al Atlético de Madrid pero si que se nota, de un tiempo a esta parte cierto bajón en las salas. Puede que fuésemos medio centenar aproximadamente.

TUS siguen siendo apisonadoras en directo, cargan la balanza de mala manera, sus canciones pesan y mucho. Todo eso, a pesar que su último trabajo “Avida Dollars” es el más pop que han hecho. Da igual, en directo no se andan con chiquitas. Siguen siendo un metal pesado, eso sí, también se puede forjar. La banda tiene ese sello reconocible pero pueden coger diferentes caminos para llegar al mismo sitio.

Esta vez no había ordenadores haciendo ruidos, ya no eran cinco, sino cuatro, y Oriol ya no está. En su lugar Joan Colomo, uno de los responsables del cuidado trabajo de voces que se respira en la nueva etapa. Tal es así que lo mismo suenan fieros en el Rock for food, que te acarician con melodías tan suaves como en Girl, you don’t have a heart. Saben hacer el gamberro, Hooligans in love, y también pueden poner la máquina a ritmo de baile, Hotel España o Spin the ray. Con Avida Dollars consiguen la canción perfecta, la que te lleva de viaje fugaz por una carretera solitaria, iluminada totalmente por una canción llena de luz. Para acabar, te rematan con We’re gonna be parents que suena a duelo, a despedida, a final triste de peli… todo esto sin fisuras, sin perder pie ni cambiar el discurso, sin demasiado azúcar y sobre todo, lo más importante, sin perder la línea recta ni la personalidad. Esa base rítmica es puro granito, con ella se puede ir a cualquier lado. Eric sigue sacando máximo partido a su garganta y Joan pule y saca brillo. Una figura perfecta, un cubo sólido pero con muchas más capas que la que se ve en principio al exterior. Ahora ya sabemos que los chicos duros también tienen corazón.