Fogerty, nacido para el ARF. (Azkena Rock Festival 2017 / Parte 2)


Fotos cedidas por denaflows.com / Texto: Santiago V.M. (Stoner)

El jueves fue bastante raro. Llegamos a Vitoria más tarde que nunca. Entre pitos y flautas, hasta las 17:30 no estábamos en el Café Victoria. Bien, la cosa fue muy tranquila y mis acompañantes pasaron largo rato para cambiar entrada y cargar moneda en el bus. A las 21 horas estábamos ya en la Jimmy Jazz para ver a The Shelters y Revel in Dimes. Un placer volver a esa sala después de más de diez años. La cosa es que sin apenas hacer hecho excesos, a las doce de la noche andábamos bastante machacados, especialmente yo. No tenía ninguna explicación lógica, a no ser que nos pasara factura el calor de los días atrás, el viaje, etc…

El viernes 23 de junio hicimos la mañana en el Virgen Blanca con un ánimo mucho mejor y algo más descansados. Sobre las 17 horas estábamos clavados a las puertas de Mendizabala, de los primeros. No quería comerme ninguna cola con el cambio de moneda y toda precaución era poca. Tardaron en abrir algo más de lo establecido o a mi se me hizo eterno. Detrás de la cinta y frente a los de seguridad, parecíamos perros esperando el hueso de la chuleta. Cortan la banda y nuestro paso se acelera levemente, todavía hay que hacer el preceptivo cacheo. Una vez dentro beso el suelo y ya nada me detiene. Quedan por delante dos días de conciertos, risas, abrazos… un tobogán de emociones y estados anímicos. A ver si el cuerpo aguanta todo.


Galería completa de los Godfathers

Comenzar el Azkena con The Godfathers es clara señal de nivel y categoría. Tras la habitual intro de El Padrino comienzan a darle fuerte y sin ambages. Centraron su set en su reciente y estupendo A big bad beutiful noise del que sonaron pildorazos como Defibrilator, Till my hearts stop beating o Feedbacking. La banda sigue siendo un valor seguro en directo incluso sin el bajo de Chris Coyne. Entre ritmos trepidantes y guitarras afiladas, los estribillos parece que se les caen de los bolsillos. Lo hacen fácil y directo. Intercalaron también clásicos como Cause I said so, Walking talking Johnny Cash blues y la inevitable Birth, school, work, Death con la que cerraron. Una pena el sonido que no acabó de ajustarse. (Puede que pagaran el pato de ser los primeros).

Galería completa de los Soulbreaker Company

Giramos al escenario dos que este año homenajeaba a los difuntos Gregg Allman y Sharon Jones. Allí, mientras íbamos reclutando poco a poco unidades del escuadrón cántabro, los vitorianos The Soulbreaker Company volvían a certificar una vez más, su buena relación con el ARF. Si no recuerdo mal hasta tres veces han estado ya en Mendizabala.( Si no son más). Eso sin contar alguna actuación diurna por el centro de la ciudad. Teniendo un grupo así de locales lo raro sería no contar con ellos.

Ahora apuntan más alto y sus composiciones son como motores de largo recorrido. Hay mucho más minutaje y misticismo, más épica. Un delicioso Goxua bañado de capas y capas de la mejor psicodelia y rock setentero. Paladear tranquilamente y subir a una nube. Esta banda podría presumir perfectamente de ser los parientes vascos de Black Mountain o My Morning Jacket. Sería imposible no creerlos. Solo hay que escuchar cosas como Many so strange o Colour of the fire. Compruebo desde mi sitio que a Jony Moreno se le ha puesto cara de poste y cuadro eléctrico. El cantante me quedaba en línea y justo detrás de la instalación. No recuerdo tener esa molestia otros años así que viendo la distancia al escenario, llegué a la conclusión de que lo habían montado más adelante, dejando más sitio para el backstage.

Galería completa de los Tygers of the pan tang

En el tercer escenario, justo a la entrada, Last Tour tuvo el detalle de acordarse de Javier Ezquerro (Responsable de la promotora On The Road Music) Se hizo raro verle serigrafiado en un gran pendón y no como todos los años en la Taberna clásica, con el comando de Barcelona. Esta vez había dos difuntos por escenario. Es la parte negativa. Muchos de nuestros ídolos están cada vez más cerca del otro lado. Greg Lake fue el otro conmemorado. Tygers of the pan tang dejaban en el festival las primeras pinceladas de heavy ochentero lleno de laca y permanente. Demasiado obvio todo. Evidentemente cumplen su función pero resultaron intrascendentes en mi itinerario.

Galería completa de los Shelters

La primera media hora de TOTPT nos envió a la última de los Shelters (Qué habíamos visto el jueves en la Jimmy Jazz). Propuesta más acorde con mis gustos, con cierto tufillo a su padrino musical Tom Petty aunque muy lejos de este. De este y de unos cuantos. Hay mimbres pero están algo verdes. No es que el cuarteto tenga una mala ejecución pero tiene que haber algo más, esa conexión intangible… No se, cosas que si encontré por ejemplo en Buck & Evans. Aunque Rebel Heart se llevara al gato al agua, la que realmente me tocó fue Gold. Yo les hubiera cambiado el horario con los Godfathers. Ya comerán huevos cuando sean padres.

Galería completa de King’s X

Cuando anunciaron a King’s X para este año no pude más que acordarme de mi colega Nacho que por sistema, edición tras edición, siempre decía… “Como vea a Alfonso le pido los King’s X”. A partir de ahora tendrá que cambiar de petición.
Mi desconocimiento total y absoluto me dejaba a merced de su recomendación. “Hazme caso, son muy buenos… si algún día vienen, lo comprobarás”.

No se puede decir que este power-trio haga una música inmediata, de estribillo fácil. Creo que para sacarles brillo hay que frotar muchas veces la lámpara. El típico grupo en le que vas descubriendo una cosa nueva con cada escucha. No ha sido la actuación de mi vida pero sin conocerlos demasiado, han despertado mi curiosidad. Muy buen sonido y muy buenos músicos. Por extraño que pueda parecer, guitarra, bajo y batería consiguen gran variedad de matices y reflejos. Una música bastante caleidoscópica. (Parece mentira que tres músicos llenen tanto un escenario así). Durante el concierto pasó por mi memoria casi toda la plana mayor de aquel movimiento grunge de los 90. Pearl Jam, Stone Temple Pilots, Soundgarden, Alice In Chains. Un poco de todo. No en vano, muchos de los músicos de estas bandas les nombran como representantes máximos de aquella época y clara influencia en su trabajo. A ese plomo metalero añaden estructuras más pop/soul y el toque funky. Over muy head me lleva de manera automática a unos Living Colour. Seguiré buceando en ellos.

Galería completa de Cheap Trick

Cheap Trick salieron en mejor horario (una hora más tarde) y con mejor sonido que en 2011. Ese año recuerdo que estaba un pelín bajo. El sentir general es que no superaron esa actuación. Yo no percibí ninguna merma significativa, de hecho agradecí más potencia y poder disfrutarlo ya de noche.

Los americanos cuentan con canciones para parar un tren. Cartuchos de efecto inmediato. Pólvora mezcla de hard-rock y powerpop con ese punto hortera, retro y cachondo que rodea su puesta en escena, Nielsen con su guitarra de doble mástil haciendo de Nielsen, todo el ajedrez de los amplis, un cantante que parece salido de un capítulo de vacaciones en el mar, el trajín que traen con las púas… A veces no viene mal un poco de circo para desengrasar.

Hello there, California man, la ya clásica versión de Fats Domino, Ain’t that a shame… la insuperable If you want my love con Robin Zander haciendo jirones con su voz. Tiene la garganta en perfecto estado de revista. Con The Flame me subieron todos los niveles de azúcar. Deliciosa. Que todas las canciones moñas fuesen así. MARAVILLOSA. Tom Petersson y su bajo de doce cuerdas nos sorprende cantando I’m waiting for the man (Velvet Underground) justo antes del ataque final con I want you to want me, Dream Police y Surrender. Himnos imperecederos, canciones para la comuna, cuando el rock and roll lo pueden corear veinte mil personas (o cerca). Esto parecía el fin pero aún nos dieron las buenas noches también con Goodnight. No puedo pedir más. O si, más Powerpop para otros años.

Galería completa de Hellsingland Underground

A las once de la noche estaba programado uno de esos llamados “solapes dolorosos”. Como si fuese otro combate de lucha extrema, aquí con duelo de suecos. En el escenario dos (Respect) Graveyard y en el tres (Love) Hellsingland Underground. Optamos por los segundos arrastrados por las buenas críticas y también por un sonido que encuentro algo más afín.

Cumplieron con creces con la cuota anual de banda de sonido sureño, típicamente americano… con esas guitarras tejiendo unas tramas herederas de los mejores Allman Brothers (en algún pasaje lindando el plagio) o Lynyrd Skynyrd por poner dos ejemplos meridianos. Me salté los últimos diez minutos para poder coger sitio en Fogerty (cosa que conseguimos a medias). Nos fuimos después de que Dizzy Jonsson & the rovers me agitara el alma y acariciara mis orejas casi como regalo final y exclusivo antes del cabezón. No creo que superaran eso en el tiempo que les quedaba. Prefiero pensar que no fue así. En el tránsito entre escenarios vi gente todavía llorando, totalmente emocionada. La canción no es para menos.

Galería completa de John Fogerty

A media hora de la aparición de John Fogerty ya estábamos allí plantados. En una zona intermedia entre la mesa y el escenario. Ni muy lejos ni muy cerca. En cualquier caso más lejos de lo que me hubiera gustado y siguiendo el concierto prácticamente desde la pantalla lateral que nos quedaba de frente. Calculo que más o menos una zona parecida donde vimos el año pasado a los Who. (No nos podemos quejar). Comienzan con una intro retrospectiva muy similar a la de los ingleses aunque menos cuidada y bastante más pesada, las pantallas nos situaban en 1969 y suena un pequeño repaso por la música de aquellos años… Steppenwolf, Led Zeppelin, The Zombies, imágenes de Woodstock, alguna entrevista al propio John… Bueno, está bien pero tener a un diabético delante de la pastelería tanto rato roza el sadismo… Suenan Born on the bayou con un Fogerty de la época en las pantallas y sobre ese fondo, al poco, la música en directo pisa la enlatada… Ahora de verdad y sin marcha atrás, asaltamos toda la repostería.

En su sitio, nada de Hoyos del Espino, Músicos para la naturaleza y demás buenos propósitos. Fogerty ha nacido para tocar en Mendizabala, en el Azkena Rock Festival de Vitoria. A partir de ahí, poco a poco John fue repasando ese compendio de canciones que son historia viva de la música popular americana. Travellin’ band, Green river, Up aroud the bend, Midnight Special… Una ristra que tienen grupos como la Creedence Clearwater Revival pero pocos más. Tuve la infinita mala suerte de tener al lado a la más anormal de entre los 18.000. No hacía más que echarse encima, mochar, etc… En fin, cuesta pensar que no se diera cuenta. Estuve a punto de decirle que si se iba le pagaba la entrada. Afortunadamente a mitad del concierto la dejé de sentir.

Con Keep on chooglin’ John hace una entrada que parece el mismo Brian May. Kenny Aronoff nos regala un espectacular solo de batería, Fogerty coge la armónica y se mete de lleno en el manglar. No todo va a ser canciones de tres minutos. New Orleans consigue que todo el mundo palmee y cante sin miedo. Incluso bailar, aunque teníamos el espacio justo. En Ramble tamble el hombre de la camisa a cuadros dibuja esas maravillosas líneas con su guitarra que parecen escalar en progresión perfecta al infinito. ¡Épico! De voz va justo pero las seis cuerdas las sigue dominando de maravilla. A destacar también el papel de su hijo Shane Fogerty al que vi mucho más cuajado que hace tres años en Ávila y cumplió a la perfección en su papel de guitarra de acompañamiento.

Con I Heard It Through the Grapevine tiempo para un poco de soul y para que nuestro protagonista descanse también, dando el protagonismo al teclista Bob Malone que consigue uno de los momentos álgidos de la noche. Para no ser menos James LoMenzo pone los graves a fuego. Por algún momento pensé que estábamos cabalgando sobre la tormenta como los Doors. En Have you ever seen the rain el cielo vitoriano se puso a llorar también. Como si los astros se hubieran alineado para lograr ese momento mágico. Nada grave, fue ligero y solo ese momento. Ni antes ni después. El tiempo ha logrado un fin de semana perfecto. A golpe de cencerro, los pies se van detrás del Down on the corner, seguimos con The old man down the road, no todo va a ser Creedence.

Con la Les Paul de cuadros, tuneada como sus camisas, John arremete con una rabiosa Fortunate son. Rockin all over the world, Bad moon rising y Proud Mary pusieron el broche a una actuación notable, guardada ya para siempre en el archivo sonoro de nuestro querido Azkena.

Galería completa de los Hellacopters

Los Hellacopters repetían visita tras sustituir a última hora a Primal Scream el año pasado. ¿El motivo? A saber, o los contrataron por dos actuaciones o el grupo impuso esa condición. A diferencia de este 2017, el del 2016 era un concierto exclusivo, con formación original y repaso íntegro su primer disco Supershitty to the Max! Ahora no había esa exclusividad y la actuación se esperaba como un “grandes éxitos”. Yo tampoco aprecié algo muy diferente a la anterior edición en cuanto a actitud y contenido, eso sí… El sonido fue diametralmente opuesto. Aquello era como un cañón y este grupo tiene que sonar así, con plomo, con electricidad, con peligro… Nick Royale y Dregen tienen que ser una golosina para cualquier fotógrafo, sus duelos de guitarra podrían dar para una galería entera. Toys and flavors, By the grace of god o (Gotta Get Some Action) Now! Me robaron las últimas energias del viernes (ya sábado).

En el tintero quedaron Fetixe, Crank County Daredevils, Graveyard, Mambo Jambo y todo el Trashville (King Automatic, The Cyborgs y Vurro). Los solapes son así. Si volviésemos a los tres días no haría falta dejar escapar tantas cosas.

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