Derrame Rock 10

Se ha celebrado (y un servidor tuvo que estar ahí sufriendo toda la fiesta en sus carnes) la décima edición del festival Derrame Rock los pasados días 1, 2 y 3 de Julio en Pravia.

El cartel rebosaba grupos de calidad pese a la caída de uno de los cabezas de cartel (Toy Dolls), así como otros que si bien a mi parecer pecan de bastante comerciales (o incluso de ser bastante malos) es de obligación reconocer que atraen a bastante público, de hecho es obligatorio mencionar la gran afluencia de gente que se dió cita en el evento desde el jueves 30 por la noche.

Durante el viernes (pese a que me perdí unos cuantos grupos que tenía ganas de ver como Eskorzo o la Pulquería) las más que más me marcaron (para bien o para mal) fueron:

Savia: Francamente, no entiendo la razón (a parte del egocentrismo, claro) que llevó a Carlos Escobedo a formar un grupo a parte de Sôber si su actual grupo suena al anterior a más no poder. Sonido (en especial la distorsión de las guitarras que juraría que es casi idéntica) y letras calcadas a su anterior formación en un concierto que si bien no mató a nadie tampoco fue particularmente espectacular.

Gatillazo: La nueva formación de Evaristo (The Kagas, La Polla Récords) viene a ser lo mismo que las anteriores, si bien en concierto este hombre es un auténtico espectáculo. Punk’s botando entre empujones y codazos al ritmo de canciones técnicamente simplísimas, pero que llevan a un estado de euforia directamente proporcional a los golpes que recibes durante el concierto. El mítico himno antifascista: Cara al culo fue simplemente espectacular.

Ñu: Debo reconocer (oh, ignorante de mí) que sólo reconocía a esta banda de oídas (pese a que por ella han músicos de la talla de Rosendo) y que pese a que al verlos sobre el escenario lo primero que se me vino a la mente fue un ‘¿pero de dónde salen estos puretas?’no puedo hacer sino quitarme el sombrero ante el conciertazo que dieron. Una suave melodía de flauta bailando al ritmo de una virtuosa guitarra formando una música a caballo entre el rock y el folk que no dejó a nadie indiferente.

Skizoo: Una de las sorpresas más gratas. La banda, formada por Jorge Escobedo y Antonio Bernardini (Sôber), Daniel Pérez (Saratoga), Daniel Criado (XXL) y Morti (Fantástico Hombre Bala, Bushido) fue una de las que brillaron con luz propia la noche del viernes, entrando a última hora en el cartel sustituyendo a A.N.I.M.A.L. Pese a que en principio pensé que sería un concierto similar al de Savia, no puedo sino retractarme de mis palabras y aceptar que el concierto que dieron fue uno de los mejores del festival. Si os gusta el metal patrio y tenéis la ocasión de verlos en directo, no os los perdáis.

Habeas Corpus: Último concierto del viernes y uno de los mejores, además. El grupo, a caballo entre el metal el hardcore y el punk hizo botar a todos los presentes con los temas de sus discos, así como con versiones de grupos como La Polla y Barricada consiguiendo hacer aflorar entre todos los presentes una sensación mitad euforia mitad histeria que dejo a la mayoría con un buen sabor de boca. Este es otro de los grupos que los amantes de este estilo no deberían perderse.

El sábado fue un día muy grande en el que a conciertos se refiere y tuve que sacrificarme (en pos de aguantar hasta el fin de los conciertos tras haber pasado un día sin dormir) perdiéndome a grupos de la talla de Rage (que cuenta con músicos de la talla de Mike Terrana, posiblemente uno de los mejores baterístas de la actualidad) aunque, pese a todo, y gracias a la ubicación de nuestra tienda, pudimos disfrutar de su música mientras cenábamos.

Los conciertos más reseñables del día fueron:

Hora Zulú: Los granadinos, siendo uno de los grupos de metal más respetados del país (y tras más de 150 conciertos desde el principio de su andadura allá por 2002) no decepcionaron otorgándonos un concierto potente que nos hizo disfrutar a la gran multitud en la tarde del sábado, aunque lo mejor estaba por llegar…

O’funk’illo: Como siempre, geniales. Este grupo, caracterizado por sus letras gamberras y unos ritmos que no te permiten ni un segundo de tregua no decepcionó lo más mínimo y fue sin lugar a duda uno de los más reseñables de todo el festival, aunque a pocos les extrañará este dato, tratándose como se trata de una banda con uno de los directos más virtuosos, enloquecidos y frenéticos de todo el país.

Reincidentes: Pese a que tocaron tan bien como de costumbre, el concierto decepcionó al gentío debido a problemas técnicos que hizo que se suspendiese momentáneamente, sin llegar (eso sí) a niveles de crsipación dramáticos como los del Festimad. Tras volver del parón técnico, nos deleitaron con su potente repertorio (amén de con trallazos como el Oveja negra de Barricada) pidiéndo perdón al público al final por su accidentada actuación.

Def Con Dos: Supongo que no debería comentar este concierto, ya que si los anteriores los he hecho de manera subjetiva, estos han marcado tanto mi niñez (siempre fui un niño un tanto jodido de la cabeza, sí) que no puedo sino decir que estuvieron apoteósicos. Hora y media en la que estos astros no permitieron parar a nadie interpretando todos sus éxitos (incluído el Sigo siendo heterosexual dedicado para la ocasión a Rouco Varela) y alguno de sus nuevos temas. Gracias a ellos volví a la tienda completamente exhausto y afónico.

Después de tres días de excesos (ya que llegué al recinto el jueves por la tarde) tuvimos que abandonar (muy a mi pesar) el recinto del festival el domingo, motivo por el cual me quedé sin poder ver a uno de mis grupos fetiche como son mis adorados Mamá Ladilla y otros de los que he oído buenas críticas, como Los Berrones o Banda Bassotti, a los que aún no tengo el gusto de conocer…
Con todo ha sido una buena experiencia (el buen rollo siempre es endémico de todos los festivales), una fiesta increíble y una oportunidad excelente para ver a buenos grupos al aire libre en un ambiente muy bonito aunque (algo malo tenía que tener) plagado de avispas.

¡Seguiremos informando!

4 comentarios sobre “Derrame Rock 10”

  1. Tenías que haber visto el cachi lleno de avispas (la última vez que las conté rondaban las quince) que teníamos al lado de la tienda

  2. Si excluyes el hecho de que tragamos algo de polvo (sólo en la zona de acampada, la de conciertos tenía hierba) y el pequeño problema de la plaga de avispas, os garantizo que sí que era un paisaje idílico…

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