Sergio Makaroff

Makaroff

No estoy seguro de que el argentino se haya llevado una buena impresión de la seriedad con la que nos tomamos la música por aquí. Y no lo digó sólo por la escasísima afluencia de público en el Rocambole, sino también por deslices que dan muy mala imagen: empezó a tocar, y tuvo que parar a mitad de la primera canción, los responsables de la sala no habían quitado la pachanga que había de música de fondo. Lamentable, aunque Sergio se lo tomó con filosofía, terminando su canción (no hay peor enemigo que el enemigo interior) con algún que otro cambio (no hay peor enemigo que el soniquete exterior).

Simpatía, bromas, buen humor e ingenio a raudales. Lo mismo le dedica una canción a su mountain-bike robada, que a los cochinos que van ensuciando el planeta (…y que te folle un pez. Un pez espada). Lo mismo se confiesa una estrella de rock que se estrelló contra una roca, como se siente el Master of the Universe.

Ingenio y también ironía: en un momento de su actuación, hizo que el público se fijase en su atuendo, en el que había intentado cuidar todos los detalles y combinar todos los colores. Sabía que en Santander casi todo el mundo era pijo, y él, por agradar a su público, hacía lo que hiciera falta.

Algo menos de hora y media de concierto, muchas canciones, muchas risas, un sonido bastante malo -para tratarse sólo de voz y guitarra- y muy muy poca gente. Una lástima. Para los que se lo perdieron.

Sergio Makaroff actuó el pasado viernes 24 de Junio, en la sala Rocambole de Santander.
Fotografía: RTZ!

Amenaza menor

Me acabo de enterar de una noticia verdaderamente desagradable. Nike ha copiado el logo de Minor Threat y la portada de su Complete Dischography para una campaña publicitaria.

Minor Threat tuvieron una existencia corta, entre 1980 y 1983, pero aún hoy siguen siendo un mito del punk y el hardcore, y uno de los momentos más brillantes de la historia del rock. Su legado es de apenas 26 canciones que ni siquiera llegan a los 50 minutos de música. La rabia hay que gritarla fuerte y rápido. No fueron los primeros en hacerlo, pero puede que sí los mejores.
Pero, además, supieron dotar de contenido a todo aquello. El punk ya no era destrucción y nihilismo, ahora se convertiría en el medio de expresión musical de unos jóvenes que buscaban formas de vida fuera de la mediocridad de un mainstream que se convertía en un voraz Leviathan que cada día necesitaba engullir más y más.
Así, se comprometieron a llevar hasta las últimas consecuencias el Do It Yourself. La música, como todo en la vida, exige una responsabilidad personal y social; si no, será otro producto de consumo más, totalmente vacío.

Minor Threat nos enseñaron que no se debe comerciar con las ideas; que la música no era un fin sino un vehículo para otras cosas; que el luchar por lo que crees no tiene nada que ver con colocarte; que tu vida, tu trabajo, tu ideología, TU PERSONA, no tenían nada que ver con un peinado, unas playeras o unos pantalones.

Ahora, Nike coge todo eso y lo vacía de todo contenido para intentar vendernos ropa. Una jugada muy fea, pero que les ha funcionado una y otra vez: absorber cualquier revolución, quitarla todo significado para dejarla en una mera postal, y forrarse vendiendo una libertad que ya no es sino sumisión a la vulgaridad.

Mucha suerte, Minor Threat.

Vaya recuerdos… Pulp

En 1995 lo más cool era el brit pop, y todos los medios centraban su atención en la estúpida guerra Blur/Oasis. Sin embargo, otros grupos, sin hacer demasiado ruido, iban aventajando a estos dos. Y es entonces cuando Pulp sacaron Different Class, su mejor disco.

different class

El single de presentación, Common people (para mí una de las mejores canciones de la década) llevaba al límite muchas de las constantes del grupo: revisión de música barata y ritmos basureros (Elton John, cutre disco setentero…), ingeniosas letras reivindicando los modos de vida de la clase obrera, y un crescendo irresistible. Pero es que el disco era uno de esos cada vez más raros ejemplos en los que todas las canciones son sobresalientes, los 12 temas son singles en potencia. Himnos pop del orgullo obrero (Mis-shapes, Monday morning), amargas historias de amor (Live bed show, Disco 2000), sexo furtivo (Pencil skirt, Underwear), mordaces visiones de la noche y las drogas (Sorted for E’s & Wizz, bar Italia)…
Todo ello regado con la ironía típica del grupo, toneladas de espíritu británico, y la personalidad de ese antifrontman que es el friki Jarvis Cocker, cubriéndolo todo de un adorable ambiente de decadencia, cinismo y mucha, mucha humanidad.
Otras obras magnas del grupo de Sheffield serían His’n’Hers (1994), This is Hardcore (1998) o We love life (2001), pero para mí, por la cantidad de himnos imbatibles y por la cantidad de recuerdos que me trae, tengo a este Different Class en ese altar pequeñito en el que sólo caben los discos que más hondamente te han marcado. Y resulta enternecedor ver cómo a medida que pasan los años, cada vez que vuelvo a escucharle me gusta más. Y es que con estribillos como el de Common People, otros grupos de moda en aquella temporada quedan en evidencia…

Are you sure you want to live like common people,
you want to see whatever common people see,
you want to sleep with common people,
you want to sleep with common people,
like me.»
But she didn’t understand,
she just smiled and held my hand.
Rent a flat above a shop,
cut your hair and get a job.
Smoke some fags and play some pool,
pretend you never went to school.
But still you’ll never get it right,
cos when you’re laid in bed at night,
watching roaches climb the wall,
if you call your Dad he could stop it all.

Blog de Cultura Alternativa en Cantabria