Los últimos románticos

Aunque parezca mentira, después de diez años de carrera, siete discos y un montón de eps, después de cinco cancelaciones en nuestra provincia, después de esperar lo inexplicable, La Habitación Roja por fin tocó en Santander el pasado viernes 7 de marzo.

La sala BNS tuvo el lujo de acoger su esperadísima actuación. Hay que decir que en los últimos años se han acercado paulatinamente, hace tres tocaban en Santoña y en diciembre del 2006 la mitad de la banda participaba en un concierto acústico dentro del ciclo “Juvecant”. Entre unas cosas y otras la espera para su definitiva actuación en la capital cántabra se ha hecho menos pesada y también menos trágica. En todos esos años ha habido más ocasiones para verlos fuera de la tierruca y eso va aliviando un poco.

Con la sala prácticamente llena, alrededor de las 23:15 la espera tocó a su fin y los valencianos cantaban a los cuatro vientos su desencanto por la vida moderna. Nos cantaron que no hacen canciones de amor, pero si cargadas de poesía y amargura. Desde la distancia corta, la desesperanza que envuelven sus textos, y el anhelo de un mundo más sencillo y curiosamente más lejano, enganchan a la primera y es imposible no pararse en las letras. La Habitación Roja habla de relaciones que están finiquitando, de la hipocresía total, de oportunidades perdidas, de nuevos tiempos sin tiempo material para ser vividos, de injusticias y de dignidad…en definitiva, un desencanto cercano y afín, un mundo bastante podrido. Les salen tan fácil como el eructo después de la Coca-Cola. No caen ni en la cursilería ni en el engaño, no parecen agitadores ni falsos profetas… Son los últimos románticos adaptando la canción protesta, dando otra vuelta de tuerca y dotándola de una categoría más grande, más abierta, más amplia. Es imposible escuchar “Posidonia” y no sentir ganas de hacer una reverencia a sus autores.
El concierto estuvo centrado en “Nuevos tiempos” y “Cuando ya no quede nada”, sus dos últimos y contundentes trabajos. Canciones como “El eje del mal” o “Van a por nosotros” sonaron como pudieron. La sala no da más de si, los graves quedan por encima de todo y los coros no llegaban claros. Ellos mismos desde arriba no se oyen. Aún así he escuchado conciertos de este grupo que han sonado peor.

Repescaron algún clásico como “Largometraje”, “Crónico” o “Mi habitación”, se dejaron todo en “Agujeros negros” y “La edad de oro” pero también se olvidaron de temazos como “Los amantes y la paz” o “Los mejores años de nuestra vida”. Imagino que esto es como cuando cada español elige su equipo ideal para la selección, esa que nunca ganará el mundial. Gran trabajo de guitarras a cargo de Jorge y Pau y la solidez de una base rítmica que se maneja entre la sencilla efectividad de Jose y el contundente virtuosismo de Mark.
Momento cumbre con “Lejos de la gran ciudad”. Se abrieron los cielos y descargaron una tormenta eléctrica totalmente abrasiva y tirante. La tensión se vistió de gala. Estaba resplandeciente. Su perfume flotaba en el aire con ese aroma de caos ordenado. Estuvimos al borde del precipicio durante unos segundos en los que perdimos la verdadera medida del tiempo. Nos dejaron los sentidos temblando, abandonados a ese ruido tan bello. Todo lo visto hasta el momento se tambaleaba, con esta canción rozaron la perfección, el pellizco en el alma, fue brutal.
“Por ti” cerró una noche que fue de menos a más y que espero se repita a no muy tardar en otro sitio más apropiado para esta banda. Cuando ya no quede nada, quedarán sus canciones y quedará una historia que les está colocando cada día en un peldaño más alto del panorama de la música nacional

2 comentarios sobre “Los últimos románticos”

  1. Para el «infierno» que es el BNS sonó bastante decente, a pesar que las guitarras estaban casi desaparecidas. Nada que ver con el de Santoña de hace ¿tres años ya? que no hubo por donde cogerlo.

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