Los que no llevan la voz cantante (Diego Vasallo y Luis Auserón)

Texto: Santiago V.M.
Fotos Maxi Del Campo (Galería completa)

Que un artista como Diego Vasallo tenga los discos en solitario que tiene y pase desapercibido durante tanto tiempo, es bastante sintomático. Lo digo yo, que hasta hace un mes, no me he puesto manos a la obra con él. Las pocas referencias de que seguía haciendo cosas fueron la versión de Quique González de su canción “La vida te lleva por caminos raros” y una conversación con el propio Quique en la que me lo recomendó de manera ferviente. Fuera de esto no recuerdo haberme topado con ninguna reseña, artículo, comentario, noticia o evento del artista. Lo mismo se me ha pasado, pero no recuerdo nada, invisible para la mayoría… cuantas cosas interesantes dejaremos por descubrir.

El empeño de Javi Palacios por darle su espacio fructificó el pasado viernes 29 de abril en una velada junto con Luis Auserón. Javi veía muchas cosas en común en ambos artistas y creía que la propuesta iba a funcionar. Había que lanzarse a la piscina y ver cómo salía el experimento. Cada uno haría su repertorio pero los dos compartirían banda. (Fernando Macaya, Goyo Chiquito, Toño Baños y Pablo Fernández) Se ha trabajado contrarreloj y prácticamente en dos semanas se han tenido que poner al día.

Nuevamente el Escenario Santander cambió para la actuación. Parecía mucho menos una nave, y mucho más lo que Diego ha reclamado alguna vez para sus conciertos “un sitio con buen sonido y con un público que sepa a lo que va” Imagino lo que habrá tenido que aguantar, ya sabemos lo que pasa. Mesas, sillas, sillones, lámparas, velas y un ambiente de luz tenue y tranquilidad. No hubo murmullo, ni voces altas, hubo respeto y silencio. Alguna pareja se hace cómplice mientras escuchan esas canciones. Si te pillan con la guardia baja, es mejor un hombro donde agarrarse.

Ya lo dijo Luis, “las canciones de Diego son balas directas al corazón”. Ya en el primer minuto de actuación sabes que vas a vivir algo “grande”. La banda bien junta arriba, cerrando filas, y esa figura alta y elegante, sobria, impecable, de traje oscuro, se planta delante del pie de micro y proyecta su voz de motor roto que se decanta como un alud de piedras afiladas y te deja pegado al asiento desde el instante inicial. Ensimismado en esa especie de música de luto, a la que siempre pongo imágenes en blanco y negro. Era imposible escuchar las canciones sin irse detrás de la letra… como los ratones siguiendo al flautista de Hamelín, mis sentidos al rebufo de cada palabra, cada frase, cada historia. (Voy más muerto que vivo llevando para el camino una cantimplora de licor de penas. Estoy a mil millas de nada con la estela de tu mirada colgada de la solapa. Y llevo un cancionero pegado a los pliegues del alma que se parece a mi vida) Esos textos están a otro nivel. Me he hecho fan, después de escucharlo, es lo más fácil.

Mientras, la banda envuelve de manera solvente todo ese universo. Imagino que lo importante ahora, era no fallar, hacer sentirse cómodo al donostiarra, y en la medida de lo posible, dejar alguna impronta. Creo que lo consiguieron. El primer comentario cuando Luis tomó el relevo fue algo así como “¡Vaya banda que tienes!» Y allí, entre aromas de tango crepuscular, también afloraban sonidos descacharrados como salidos del Swordfishtrombones de Tom Waits. Por un momento imaginé que si Dylan fuera español, tendría también esa banda a sus espaldas. Aquello eran palabras mayores. Prometedores naufragios, Donde palpitan las cosas, Gardel, A ras de la noche, o La Tarde fue parte del repertorio de esas joyas ocultas para mí hasta hace poco, que por fin se me han revelado. Donde cruza la frontera mano a mano con Luis el broche a su “set”.

Diego le dejó la máquina caliente a Luis, y este tenía todas las papeletas para llevarse el premio. El maño saluda con esa voz que parece haberse tragado un altavoz y ensalza a su compañero. Parece estar pensando “A ver qué hago yo ahora, detrás de este fiera”. Lejos de amilanarse, salió motivadísimo, como si ver a su predecesor, le hubiera llenado el depósito. Había que redondear la noche y Luis encima del escenario tiene mucho oficio. Sabe manejar el show y agradar a la gente de su “Manchester privado”. En esta segunda parte hubo más nervio, el trabajo viene de atrás y todo va más rodado. Creo que el guión saltó un poco por los aires. Por lo menos, el que yo llevaba. Vi a Luisito Auserón pletórico, confiado, desatado… a veces incluso demasiado. Hubo ratos en que la solemnidad de la canción se iba al carajo, pero como diría Rosa Benito “es mi momento” y parecía el momento del artista. La banda se contagió en cierta manera, y tuvo más plomo, fue un espectáculo más rockero. Incluso hubo alguno entre el público al que le sobraba ya la silla.

Es necesario una navaja o Educado con un cantante desaforado, excesivo… daba la sensación de que se estaba liberando de una carga de años. Para los fotógrafos tener un frontman así debe ser una golosina, y si encima las fotos las hace Maxi Del Campo… pues como juntar a Messi con Iniesta (A las pruebas me remito). Con Selecta sensación uno se imagina perfectamente los aromas de hierbas raras. Esos coros a tres voces también te dejan flotando. Niños crece hacia un intenso final. Los dos cantantes se reencuentran de nuevo con Uno como yo y rematan homenajeando a Enrique Sierra con una emotiva En alas de la mentira. Creo que después de esa noche, a Luis se le abrirán todas las puertas de cristal.

Es bueno comprobar también, que los que no llevan la voz cantante, aquellos que viven alejados de festivales, promoción, radiofórmulas, twiters, facebooks y demás zarandajas, los de la grada de sombra, los desheredados de la fortuna, también tienen cosas que decir. Cosas reales, crudas, honestas. Formaron parte de dos de las bandas más míticas de la música pop española (Duncan Dhu y Radio Futura) y ahora son como dos marcas de agua. El primer plano se lo llevaron otros, pero hay que rascar un poco y encontrar algo más.

7 comentarios sobre “Los que no llevan la voz cantante (Diego Vasallo y Luis Auserón)”

  1. Me hubiese gustado estar. En cualquier caso, la crónica está muy a la altura. Da gusto leer algo así.

    Un saludo.

  2. Muchas gracias a ambos…

    Creo que mejor que la crónica, casi diría, que mejor que el concierto son las fotos. Es alucinante.

    Recomiendo pinchar en el link

  3. Pero es que las fotos de Maxi siempre son de escándalo, no cabe duda alguna. Aunque gracias por comentarlo, no había visto el link 😀

    Un saludo.

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