El músico transparente

Ken Stringfellow lleva la música en su maleta, es un trotamundos, se recorre el globo de punta a punta cargado con su talento y repartiéndolo a la manera casi del viejo trovador. Porque Stringfellow no solo toca o ha tocado con Posies, REM, Big Star, Chariot, White Flag… The Disciplines (su último proyecto por el momento) etc. Ken también tiene su carrera en solitario. A día de hoy, tres discos que defiende en directo con unos shows en lo que no hay trampa ni cartón. Ni pedales ni luces, ni casi complementos de ningún tipo. Teclado, guitarra, y voz… buena parte del concierto sin micros siquiera.

El viernes 6 de junio tocaba en el Centro Andaluz de Torrelavega gracias a la Asociación Cultural Industria Portugal. Lo primero que comenta es que no entiende que en un Centro Andaluz no tengan Pedro Ximénez… se ve que está bien empapado de la cultura española, son muchos años ya dejándose caer por nuestros lares. Empuña la guitarra, y tímidamente su canto empieza a silenciar un gallinero que como de costumbre tuvo que hacerse presente de manera molesta e insidiosa toda la noche. K.S. casi susurrando, alza su mirada por encima de la armónica, parece que está escrutando a la gente, midiendo lo que puede dar de si, a dónde nos va a llevar la noche… ya en la segunda canción aparta el micro y se baja de las tablas hasta donde muerden los cocodrilos… se posiciona entre nosotros, esta allí, en nuestras narices, contando y cantando sin ninguna amplificación de qué va esto de la música cuando le quitas todo y solo queda eso, la música y el músico, la persona. Entona las melodías más bonitas, las saca de un sitio más profundo que la garganta, las saca del estómago, del corazón, del hígado, las saca del alma y lo mejor de todo es que creo que en cada tono, en cada palabra, se lleva una parte sentida y sincera de cada uno de nosotros. Yo por lo menos lo vivo así, me imagino que no seré el único. Se pasea lentamente como un espíritu entre sombras humanas, posa su voz en el aire, está a centímetros, solo quiero escuchar nítido ese maravilloso sonido que ha decidido que no quiere contarnos historias en la distancia, que quiere mezclarse en tiempo real, en estado puro, sin barreras, libre y puro, primitivo, genuino, auténtico. Música verdadera de un músico de verdad. Mientras, Ken te mira a los ojos sin dejar de tocar, parece que está actuando para cada uno de nosotros, es así, está cantando como lo haría un amigo cuando te enseña una canción que ha compuesto… trata de agradar, su mirada busca la recompensa, el cariño, acaba la canción y se pone a charlar con el respetable, “¿qué toco?, ¿va bien?”… y sigue, camina más lejos, no quiere dejar a nadie fuera… es como si estás viendo un partido del Barça y Messi de repente entra por el túnel de vestuarios y aparece por la grada, se te sienta al lado y se pone a hacer controles de balón y luego te pregunta “¿te ha gustado? ¿qué filigrana quieres ver ahora?”, como si un Chef de cocina se acercara a tú mesa y se pusiera a hacer su plato estrella delante tuyo, sin importarle que luego conozcas la receta. Después que lo has comido te pregunta ¿qué plato quieres que te cocine ahora?… Stringfellow es el músico transparente, te enseña todo, tiene esa vocación, como las stripers que se pasean entre el público buscando billetes para meter en su tanguita, él busca un espació único para la comunicación, su voz y su público.


Siguen maravillándome esos momentos, sensaciones que capturan los sentimientos, cuando los músicos hacen que el tiempo se pare más allá de las fotos o los videos, cuando tu felicidad pasa por algo tan sencillo como ver la llama viva de la música en directo más en directo que nunca, cuando descubres de dónde sale el fuego, cuando ves al creador fuera de su taller, cuando la música se convierte en un acto de fe y es imposible no creer en gente como este fenómeno. Un amigo que lo veía por primera vez, me decía bastante asombrado, “¿qué hace este tío tocando aquí?, hay algo que no cuadra, este tío tenía que tocar en otros lugares”… entiendo que pueda ser un Rey sin corona, pero yo creo que si cuadra, porque hay músicos que además de serlo, ejercen veinticuatro horas al día. Ken tiene muchas tablas, anda sobrado y le da igual dónde enseñarlo, está por encima de eso, disfruta arriba y debajo del escenario, con banda y sin banda, acompañando a dinosaurios como REM o regalando sus tonadas de genio camuflado de persona. No hay más misterio, eso es lo bueno.

También hubo momento para las risas, cuando el artista cogió una videocámara que había apoyada con un pequeño trípode sobre un bafle y se transformó en un improvisado ventrílocuo hablando a su conciencia (la cámara) y esta pidiéndolo que fuese bueno esa noche. Delirante.
El americano siguió noqueándonos con temazos made in Stringfellow como Any Love con ese aire de canción de peli medieval, Know Diamond, una joya capaz de derretir el mismo teclado mientras suena, (imposible contenerse con delicatessen así), Find yourself alone… When u find someone te trasladaba directamente a una soleada playa, mientras en Je vous en prie podíamos estar en un local parisino. Además, las intercaló con versiones de Beach Boys (Wouldn’t be nice), The Long Winters, (Shapes, I’ll be a breeze y Cinnamon), The Who, etc. De los Posies solo tocó Everybody is a fucking liar, pero no hizo falta más. Es un lujo escuchar un cantante como este, seguramente sea de las dos o tres voces que más me emocionan de lo que hay ahora por el mundo, por el timbre y por cómo es utilizada. Cada concierto es una master class. Además arrimó el hombro y la última media hora fue una zambullida total en clásicos del rock cantados a medias hasta con tres personas diferentes del público. Starway to Heaven, Communication Breakdown de Lep Zeppelin, I wanna be your boyfriend de los Ramones, Sweet Jane de la Velvet… a la carta. Ya dijo al principio de la actuación “bienvenidos a esta party”.

Antes de todo esto Briant Hunt (Kidsgofree, Half foot outside, Templeton, Russian Red) hacía un set acústico también sin red, canciones desnudas y cortas, con ese aire folk intimo que ambientaba tan bien la lámpara de pie colocada en el escenario. El set debió ser muy corto puesto que fui un momento al bar, saludé a Ken, charlamos un poco y a la vuelta ya había acabado. Eso es lo malo, lo bueno es que el día cuatro de julio tocará un acústico en Santander por primera vez (Pub Metropole) y supongo pueda quitarme un poco la espina. Al parecer el Torrelaveguense está preparando su primer disco en solitario que verá la luz próximamente.

9 comentarios sobre “El músico transparente”

  1. Qué locura…..fue el descojono cuando empezaban a gritar «Cállate Norma Duval!!!!!!!!»

  2. Brian Hunt ya no está en Russian Red, aunque salga acreditado en el disco como tal.
    Y Stoner, ¿cómo lo haces para meter en un artículo sobre este tío la palabra «tanguita»? Eres campeón!

  3. no se, yo creo que yo no escribo mis crónicas, lo hacen los artistas que consiguen con su música que luego a mi se me ocurran esas paridas… es que lo de bajar y mezclarse con la gente me parecía más propio de una chica de estas cuando se arrima a la peña para ponerla nerviosa y que la metan billetes, en los músicos no se ve tanto, pero es que este va por libre. Es un fenómeno

Los comentarios están cerrados.