El pasado sábado se celebró en el parking anexo a la antigua lonja, el primer Festival Castilla-Hermida. Entrada gratuita, y un cartel muy atractivo: London Luxury, Soylent Green, Lunática, Marcellus Wallace y Luétiga. Al Norte del Norte estuvo allí. No nos conformamos con el reportaje fotográfico: aquí está la crónica de aquella noche.

La cosa empezó mal, muy mal. Eran las cinco y media, hora prevista para el inicio del evento y apenas unos curiosos rodeaban el escenario. Había mucha más gente de la organización que público. Amenazaba lluvia, lo que no ayudaba mucho, tampoco. Finalmente, el tiempo -atmosférico- respetó, y el tiempo -horario- se dejó pasar hasta que hubo un poco más de gente. A las seis y media salía al escenario el primero de los grupos.

London Luxury fueron los primeros, encargados -por sorteo- de romper el hielo. Algo siempre difícil, y más en estas condiciones: concierto a la luz del día, público escaso, poco interesado -salvo los incondicionales-, y formación en cuadro… o en tres, mejor dicho: sin teclista ni segundo guitarrista, las canciones del grupo sonaron más desnudas y crudas de lo habitual. Desde abajo su concierto se disfrutó, pero sobre el escenario las limitaciones en la formación impidieron que los músicos disfrutaran al 100% de su música. Pese a todo, fue un brillante inicio del festival.

Acto seguido, y tras la imprescindible pausa para pasar por el bar (precios populares, y además de verdad), saltaron al escenario Soylent Green. Un cambio total de sonido, del pop y rock de London Luxury al metal más agresivo de esta banda. Como curiosidad, Pier es el batería de estos dos primeros grupos del festival, por lo que estuvo dos horas consecutivas sujetando las baquetas. Por lo demás, el público seguía siendo escaso y bastante pasivo, a pesar de los intentos del vocalista por animar (a base de improperios, a veces) a la escasa afición… inclusó acabó saltando del escenario para saludar a la persona más activa del público: una niña pequeña que huyó despavorida ante la imagen de un melenudo corriendo hacia ella. Para el anecdotario.

Nueva pausa, y confirmación de un rumor: el evento tiene presentador, un humorista local. No le vi la gracia, y me acabó crispando más que divirtiendo. Aparte de que considero que no hay que ser maleducado para hacer gracia, más cuando se habla delante de un público de todas las edades.

Afortunadamente la música volvió a convertirse en la protagonista del escenario, con la presencia sobre el mismo de Lunática. Personalmente, me parecieron fantásticos. Por fin empezaba a anochecer, lo que siempre ayuda a disfrutar más de un concierto, y el grupo aportó todo lo que tenía para ofrecer: grandes canciones (supongo que se les pueda colgar mil etiquetas, pero la genérica de rock alternativo puede valer) y un sonido muy cuidado. A destacar la presentación del nuevo componente de la banda: Víctor, buen amigo y fantástico batería. Siempre es un placer.

Nueva pausa humorística, más larga (o se me hizo más larga, al menos), antes de que Marcellus Wallace tomasen al asalto el escenario. Rock con una fuerte dosis de funk, canciones divertidas, y gran despliegue vocal. Un concierto para saltar y brincar. Una pena que ni había mucho público, ni el que había estaba por la labor.

Tras su concierto, una larguísima pausa cómica, que se alargó tanto que desistí de ver al supuesto cabeza de cartel: Luétiga. Míticos representantes del folk cántabro. Supongo que acabarían dando una lección de saber hacer sobre el escenario, tablas no les faltan. Público, y público dispuesto, tal vez sí.

Es difícil hacer balance de esta propuesta. Un balance positivo, al menos.

En primer lugar porque considero que fue un fracaso de público. Seis grupos de calidad más que demostrada, gratis, en un rincón agradable de la ciudad, novedoso, con un bar con precios más que asequibles, y con permiso municipal para dar guerra hasta las dos de la mañana. Resultado: unas decenas de personas. Básicamente los componentes de los grupos participantes, y sus amigos. Poco más. Triste pero cierto: muchas veces nos quejamos de que no podemos acceder a música en vivo, y cuando tenemos una oportunidad no la aprovechamos. Es cierto que es mala época, hay exámenes, etc… Pero creo que es interesante reflexionar sobre ello.

Por otro lado, el planteamiento del festival en sí, en cuanto a lo musical, puede pecar de poco coherente. Al final, aquello no fue más que un entretenimiento sin importancia para arropar el concierto de Luétiga. Y considero que se debería haber cuidado más, los grupos teloneros lo merecían, y elegir el orden de las actuaciones mediante sorteo consiguió que aquello fuese un batiburrillo de estilos, de subidas y bajadas de intensidad, que no consiguieron involucrar al público sino marearlo.

En cualquier caso, es digno de elogio que haya gente que se lance a la piscina para organizar eventos como el del sábado. Puede que no saliese todo lo bien que uno se podía esperar, pero esperemos que sirva sólo para que en su segunda edición podamos hablar de éxito rotundo, de música tomando la calle, en lugar de asomándose tímidamente.

Al Norte del Norte quiere agradecer a London Luxury -por intermediarios- y a la organización del Festival -por su predisposición- las facilidades ofrecidas a la hora de cubrir este evento.

Fotografías por RTZ!