Ver a los Waterboys en Santander, no tiene precio.

Fotos: Nacho Cubero.

Sí, ya sé que algunos dirán que cuarenta euros es precio y más que suficiente. Puede que alguien como yo, que ha entrado acreditado, no tenga derecho a hablar de ello. (Estas líneas son mi peaje). Sabemos que en el resto de ciudades de la gira los precios han sido más ajustados, tema de patrocinios… Lo que quiero poner de manifiesto, más allá del tema económico en crudo, y con la que está cayendo es… ¿Cuánto vale la música? ¿Cuánto se puede pagar por ver al lado de casa a un grupo cuyas canciones forman parte del archivo sonoro de tu corazón desde hace veinte años? Perder seis mil euros es una putada pero ver prender tus discos, creo que sería algo irreversible. Es como perder la memoria, la identidad, en definitiva, parte de tu vida. ¿Cómo se puede valorar el efecto que tiene la música en las personas? Esa compañía íntima y personal… Creo que los melómanos me entenderán. Hay canciones que van y vienen y otros grupos como The Waterboys, que una vez se te revelan, echan raíces para siempre. Tener en Santander el pasado día 20 a una banda con esa trayectoria, como decían en aquel anuncio, no tiene precio, aunque resulte caro.
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