Entradas agotadas. El Palacio de los Deportes de Santander a rebosar. Fans en primera fila. ¿Bruce Springsteen? Sí, claro. ¿Shakira? Así será, sin duda. Pero no hablo ni de uno ni de la otra. Por sorprendente (y agradable) que resulte, el sábado se montó un monumental revuelto en torno a un tipo feo y bajito, cuyos únicos méritos son componer buenas canciones, y dejarse la piel al subirlas a un escenario.
Fito, con sus Fitipaldis, puede que sean un producto de radiofórmula. Pero su música y su directo está a años luz del enlatado y encorsetado panorama nacional. Se podría decir, citándole, que se trata de una de esas flores que crecen en la basura.