¿Un amor correspondido? (Ebrovision 2011)

Fotos cedidas por Stuart MacDonald.

El slogan del festival mirandés este año era algo así como “Ebrovisión, un festival que enamora”. Estoy completamente de acuerdo, cuando lo pisé por primera vez en el año 2004 quedé absolutamente rendido. Tal es así que he vuelto puntualmente todos los años. He visto la deriva del evento y el crecimiento exponencial, valoro todo lo que sigue haciendo la Asociación Rafael Izquierdo. Es difícil organizar mejor algo así, cada año van a más. Por no hablar del trato, como en casa, suponiendo que tu casa sea de cuento o tu familia sea la de los anuncios de Oscar Mayer. Me encuentro muy cómodo entre esa gente, hay una conexión innata e inmediata, cuanto más tiempo pasa, más me doy cuenta que esto es lo que me sigue sujetando al Ebro. La calidad y calidez de su gente. Teniendo en cuenta que gran parte de sus actividades se desarrollan en el mismo pueblo, y que este es más bien pequeño, yo imagino que la barra del festival es la terraza del Tangente, la zona Chill Out, el piso de arriba del Café Tertulia, y la zona de comida, restaurantes como La Fundición, La Vasca, La Colina… mirándolo así, este festival es imbatible. La calidad del sonido sigue siendo una de las señas de identidad. Tanto La Fábrica de Tornillos como el Multifuncional de Bayas siguen brillando a gran altura, arriba además, el tema de luces ha sido espectacular. Ahora bien… a mí este amor ya me está haciendo sufrir, no se si es un amor correspondido… creo que me está abandonando por otros más jóvenes y más guapos. En cierta manera, me siento cada año más lejos de los grupos que se programan. El cartel, sí, el dichoso cartel. El cambio que se ha ido dibujando a través de los años se ve cada vez más claro y como esto no retorne, y no tiene pinta, cada vez tienen menos peso, los grupos que me interesan. Seguramente en cualquier otro, hubiera dejado de ir, en el Ebrovisión hay razones muy poderosas para seguir visitándolo. Lo que no se es si podré seguir compartiendo mi amor con cada vez más gente.

Las razones de mi crisis son claras. Aquí ya no va quedando rastro de grupos tipo Charlatans, Teenage Fanclub, OCS, Posies, Raveonettes, etc, etc. Se han ido derritiendo con el paso de los años. Ahora los verdaderos cabezas son Vetusta Morla, Sidonie, Lori Meyers… lo que vienen a ser los grupos “indies” nacionales que lo petan. Tampoco entiendo la extraña razón por la que siempre el último concierto de cada día tiene que ser de banda chundachundera. Es como si por ley, les obligaran a cerrar con eso. Hay bandas o artistas que deben de ser maravillosos y encantadores porque están año sí, año no, tocando. Ojo, alguna como WAS de mis favoritas… pero vamos, para mí, carece de sentido repetir tanto grupo, más cuando no es el único festival que lo hace. Al final esto acaba siendo un circuito cerrado, poco lugar para la sorpresa. Por otra parte, ¿Hay algún motivo desconocido por el cual ECA no puede tocar en Bayas?
Además, por si fuera poco, abrieron la puerta a Fangoria hace algunos años y ahora se ha colado Javiera Mena y quiero pensar que como no la cierren, acabaremos teniendo a OBK o similares. Es cierto que seguimos disfrutando todos los años de alguna banda de Rock Indiana, o propuestas algo más arriesgadas tipo Pony Bravo, algún grupo más rockero como Atom Rhumba… pero la verdad es que esto ocupa un porcentaje minoritario y con un horario y plataforma mucho menor. Puestos a convertir las costumbres en leyes yo propondría para todas las ediciones una reunión como la de Los Salvajes en su día. Está bien que el festival crezca, ya se que para algunos nostálgicos nos han colocado el Ebroclub… todo está muy bien, pero como la línea estilística del festival no se centre un poco esto va a acabar pareciendo el Rock In Rio Ebro.

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El previo de lunes, martes y miércoles en Logroño fue tan placentero como exigente y el jueves 15 nos estrenábamos en la Fábrica como si viniéramos de otro festival. Estábamos hechos puré. Los mallorquines The Meeting Point no resultaban desagradables, pero su puesta en escena me tiraba un poco para atrás. Como de grupo tocando en las fiestas de un pueblo. Ese rollo “vamos a dar palmas” hubiera quedado mejor en el autobús de Red Bull. Maga sí pero no. Era de lo que más me motivaba pero el hecho de tocar varias de un disco que está por salir me dejó un poco frío. Eso sí, la voz de Miguel es diferente, personal, tiene otro punto, eso les hace un grupo distinto.

The Wellingtons y su powerpop blandito, casi de serie de Disney hicieron su papel. Sinceramente, me pareció que hubo un momento en que era yo, el único al que no le gustaban. Aún así, reconoceré que me lo esperaba peor. Al final incluso disfruté de la versión del Rock & roll all nite que hicieron de KISS.

Estereotypo salieron vestidos de cirujanos, montaron el habitual teatrillo y elevaron la temperatura del recinto hasta límites insospechados. Ese calor sumado al cansancio que traíamos, era matador. Yo intentaba el enganche pero no podía, tenía que limitarme a escuchar y ver a la gente disfrutar. Creo que no hubieran conseguido reanimarme ni con respiración asistida. El Love me do, los globos gigantes flotando en suspensión… mi cuerpo dice ya. Fin del concierto y cojo la cama sin más dilación.

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El viernes 16 hacía un día soleado estupendo. Parece que los chicos de la Asociación contrataron también ha Maldonado, el tiempo ha sido una gozada… Viendo a Last Dandies pasadas las dos de la tarde, en una calle peatonal, mientras la gente degusta sus cañas o martinis pensé “ves, estos si que se merecen repetir algún otro año” Es evidente que no es lo mismo tocar en esos términos que a otra hora en una sala, con focos a tu alrededor y una atención más exclusiva que la que te da el mañaneo. Además lo hacían de puta madre, a pesar de su precocidad me parecieron bien interesantes. Estoy enganchado a It’s you. Nos perdimos el final, habíamos reservado mesa, yo no contaba con el retraso. Entre las cuatro y siete y media nos dieron la suficiente cuerda en La Tertulia como para llegar medio tarde a Bigott. Estábamos en el fino hilo que separa llegar a la hora si te retiras, o veinte minutos tarde si te tomas otro pacharán. Yo desde ya, me declaro fan de Blanca, dueña del garito en cuestión. Y es que… “estábamos tan agustito”. El problema, además del ligero retraso, es que el primer concierto era más corto que el resto, si a esto le añadimos que era uno de los que tenía más ganas de ver… aterricé atolondrado y queriendo hacerlo todo deprisa. Cambio de moneda y a la barra con rapidez… nos colocamos, primeras estimaciones del escenario, gente, saludos a los conocidos que estaban por allí, alguna foto de fotógrafo profesional y sin darse cuenta Bigott acaba. ¡Vaya! Es lo que tiene ir con el tiempo pegado al culo. Menos mal que en Octubre lo tenemos en Santander. Supongo que algo tendrá el agua cuando la bendicen, pero sigo sin entender qué cojones ve la gente en Supersubmarina. Son un estrépito, suenan mal y su amalgama de influencias es tan variada como incoherente. Me parece una especie de Frankestein que da mucho más miedo que el del cine. Dicho con todo el respeto, no es lo mío. Lo que es verdad es que la gente se vuelve loca, la marea de brazos en alto y cánticos infinitos hace que me consuele. Por lo menos, el resto del mundo la está gozando. Me alegro.

Lapido puso las cosas en su sitio y dio un señor concierto de rock cantado en castellano. Bien ejecutado, cojonudamente tocado, con un gran equilibrio en todos los componentes y con un sonido ya de estos de “dvd”. Me gustó más que la escucha en disco, de hecho viéndole no me parece tan descabellado que traigan a Quique González algún año. Los miembros de Supersubmarina estaban cerca, no perdían detalle, era para tomar nota.

Llegó Xoel López (antes Deluxe) y como siempre que está metido en un festival, fue de lo mejor, sino lo mejor que vio un servidor. Da igual la formación que lleve, el repertorio que haga, o el proyecto en el que esté metido. El artista siempre queda por encima de estas variables. Acaba siempre a flote. Escuchar el vuelo de su voz por encima de nuestras cabezas, toda una experiencia. Ligera y elástica, con una amplitud que llenaba hasta el último rincón. La totalidad del cancionero en castellano y esas historias que tocan fibras. Mis pies se iban hacia el Son del Hombre de ninguna parte. Realmente puede hacer lo que se le ponga en la nariz, porque hace brillar todo lo que toca. Al final, parece que me leyó el pensamiento y acabó con Es verdad y El amor valiente. Aquí la combustión es espontanea, la música cesa, el público canta, las palmas emergen de manera acompasada, de menos a más, el grupo y el público se funden sin órdenes previas. Es maravilloso. Eso es magia. Este señor la tiene.

En los baños habían poblado las paredes de páginas de un comic porno. No se el sentido exacto pero lo que provocaban los bocadillos de esos recortes eran una buenas risas. The View empezaron bien, no digo que no. Canciones festivas como Grace o Wasted little djs tiene ese encanto especial de la inmediatez y la frescura. Aquí no hace falta hacer muchos jeroglíficos con la música. El problema es que después de media hora, por muy bien hecho que esté, acaba repitiéndose como el ajo. Típico grupo intercambiable por cualquier otro grupo británico. No dio para más, salimos pitando en el bus… todavía con la imagen curiosa de las guitarras como gargantilla. No se qué tal lo harían Mendetz… pero ya tuvieron un par de oportunidades. A otra hora quizás…

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El sábado 17 en horario matinal, (se me hace muy complicado asimilar un concierto a esas horas) Micah. P. Hinson & The Pionner Saboteurs (los Tachenko de toda la vida) revisaban el Trompe Le Monde de los Pixies. Por lo menos lo metieron en La Fábrica de Tornillos y no con la solana. Conciertazo. El muchacho todavía con secuelas del reciente accidente, con un brazo en cabestrillo y esa cara de eterno adolescente, entre despistado y travieso. En fin, lo esperado cuando se junta un disco cojonudo, de un grupo cojonudo, tocado por artistas cojonudos. Aquello fue como regresar a la época del instituto donde la banda sonora de nuestras salidas de viernes noche, la ponían discos como este. Tensión en las guitarras, ritmos asfixiantes y el americano maltratando su garganta hasta el límite. Detrás de esas gafas de pasta y esos cigarrillos que él si se fumaba, el misterio de un artista diferente. Tras los ya consabidos trallazos de Planet of sound, Alec Eiffel o Motorway to Roswell… tuvo momentos para versiones de otros y alguna de su propia cosecha. Precioso el final con Beneath the rose. No se qué hubiera pasado con tres guitarras.

No pudimos ver a Lost Acapulco porque los horarios venían muy apretados y había que comer algo, con unos pinchos en el Boulevard siempre se acierta. Llegamos a la plaza de España, tenía un aspecto totalmente diferente al día anterior. Se nota el tema de meter allí conciertos. Dos largas colas esperan macarrones o paella. Nunca quise hacer colas tan largas. Eladio y los seres queridos tocaban a la hora de la siesta. Allí todo el mundo sentado, se hacía difícil despegar el culo del asfalto ni siquiera para ir a pedir. Mientras canciones como Miss Europa o Non Quero perderte silban en mis oídos, me dedico a analizar el perfil ebrovisivo de la gente que allí estábamos. Veo veteranos de muchos años que nunca fallan, gente que asoma el hocico por primera vez, supongo que encantados de caer en un festival como este. Chicas con vocación de modelo y chicos encantados de haberse conocido. Mucha chiquilla y chiquillo jóvenes hasta el insulto. Puede que el que haya quedado muy mayor sea yo. Peter como siempre defendiendo su título de “abuelo rockero” brazo en alto y los que recogerán el testigo en unos años, bailando y saltando sin siquiera haber perdido sus dientes de leche. Los de fuera celebramos el acogimiento mirandés y los de dentro celebran la llegada del visitante. Ver esas caras de felicidad, contar guapos y guapas, celebrar el milagro de la música a la luz del día… Creo que la felicidad de los modestos es esta. Lejos de Jacuzzis en hoteles de lujo, o playas color esmeralda… caerte con todo el equipo en una plaza tan real, respirando Ebrovisión por todos lados es un lujo diferente. Los gallegos hicieron una tocata bastante digna. No me pareció que el hecho de tocar en esas circunstancias les afectara demasiado. Es más, creo que se amoldaron perfectamente.

Con The Bröntes no diría lo mismo. Empezando porque el trío hace rock y lo normal es que hubieran tocado en La Fábrica, en triangulo y tal. Allí, en las alturas del bus de Red Bull, puestos en línea creo que estaban más bien incómodos. Lo más positivo que saqué es comprobar que las nuevas, (están apunto de sacar disco) las tengo ya clavadas a fuego en mi disco duro. “Ya está, no quiero más, perdí lo suficiente, ahora quiero descansar…” me encontré tarareando cada canción de Vender la sombra. Los dorados del bajista focalizaban mi atención, bien es verdad, que en dura pugna con los lamparones de la camiseta del cantante. Es lo que tiene tocar en mitad de la comida. Sería cojonudo poder verlos en el Black Bird por ejemplo.

Sobre Varry Brava mejor no diré mucho. Bastante turbios. Creo que a los grupos habría que pedirles algo más para subirse a un escenario que llevar chaquetas o pantalones de colores, gafas pintonas y demás. No se, a veces creo que la gente se conforma con bien poco. Parece que se ha puesto de moda destrozar el Fiesta de los maniquíes de Golpes Bajos. Otros más que se apuntan. Llegamos al multifuncional sin haber tenido que esperar ni un minuto para salir en el bus. En la puerta enseño mi pulsera a puño cerrado. El “segurata” choca sus nudillos contra los míos en plan saludo mafioso, (esto creo que sólo pasa aquí).

Pony Bravo dieron otra visión de cómo hacer música. Diferentes, laberínticos, experimentales, raros porque sí. Tengo que reconocer que es duro, pero por lo menos te hace pensar. No es sota, caballo y Rey. Eso sí, la voz de Daniel Alonso no me gusta. Parece que está desconectada del resto, que pasaba por allí, ese hilillo nasal, casi inapreciable, cantado con desgana, como obligado. Lo mismo es por la noche de setas. Pablo Peña al bajo, parece el espíritu de Luís Auserón en los Radio Futura. Imagino que se los habrá empapado bien. Curiosa coctelera musical.

Atom Rhumba como siempre, pasaron dejando tierra quemada detrás. Todavía teníamos fresca su demostración en el Azkena. Seguramente aquí el público no es el que más se ajuste a su propuesta pero también hay que evangelizar a las masas. Sigo teniendo la sensación de que si eso mismo, punto por punto, nos lo hace un grupo que viene de fuera, estaríamos todo el día hablando de ellos. Es lo que hay. La locomotora va imparable, el rock de tugurio y callejón, el blues retorcido y sinuoso, el funky de los Stones en el Emocional Rescue, Jazz de frenopático… maracas, infierno y ritmos que te hacen romper la cadera. Esas guitarras son más sucias que las planchas de un Burguer en fin de semana.. Joseba Irazoki saca todo el muestrario de caretos y muecas de perturbado. Es imposible verle tocar la guitarra sin que se le desencaje el gesto. La silueta de los músicos deslizando tacones y punteras entre fogonazos de blanco cegador… el humo, el sudor, los saxos… Creo que emanaba más sexo de allí que de los baños con todos sus comics.

Precisamente cuando acabaron los Atom visité los servicios y por el olor que salía de allí parecía que acabaran de pasar los Erland & The Carnival. Supongo que después de ese despliegue estarían bastante acojonados. Se confirmó mi teoría de que después de un concierto de la reostia, donde lo has dado todo y te has vaciado, viene uno malo o en el que no enganchas. Tuve que sentarme en el suelo del pabellón y seguir desde allí, las evoluciones de una banda desconocida para mí, hasta que supe de su presencia en el festival. Empezaron sonando a New Order si bien los discos me los acercaban más a Divine Comedy. Bueno, no molestaban pero tampoco mordían, era inocuo, seguramente había que recuperar fuerzas, el concierto anterior fue muy exigente. Chema Rey me rescató a mitad de actuación y acabé la misma en su coche escuchando a Corizonas. Puedo decir que desperté, vaya si desperté. Chema también toca las guitarras y trompetas imaginarias… como tiene que ser. No se muy bien qué hacía Javiera Mena en el festival, pero como ya he dicho, esto ha cambiado mucho. Me dediqué a disfrutar de unas pocas que incluso me gustan, como Hasta la verdad, Primera estrella, Luz de piedra de luna (no lo entiendo ni yo pero me inyectan algo). Ahora me recuerdo bailando y pienso que lo mismo no tengo ni derecho para protestar… o sí, no sé. La versión de Yo no te pido la luna fue una sóla voz… la gente se soltó y aquello parecía un guateque en los 80. Suficiente.

Vetusta Morla, prejuicios aparte, dieron un conciertazo del que no se puede poner ningún pero. La verdad es que en directo van al milímetro y suenan perfectos. Comenzaron con Los días raros con una subida realmente de impacto. No puedo decir nada malo de su ejecución, ni de las ganas que le ponen, ni siquiera de cómo lo tocan… ahora bien, en cierta manera creo que en estos conciertos las cartas están marcadas. Primero, el Karaoke es mundial, hasta la exageración, desde luego que acojona, ¿Qué pasa? Todo el mundo conoce su guión. La gente sabe porque ha estado ya en muchos conciertos, que cuando acaba determinada canción, aunque el grupo deje de tocar ellos siguen con sus “lo, lo lo lo lo, lolo, lo lo lo, lolo”, el factor sorpresa no existe. A mí cada concierto de Vetusta me parece que es un concierto que tengo en DVD, aunque sea en sitios diferentes acabo viendo siempre lo mismo, el DVD de casa. Sobre si es el grupo el que arrastra al público o al revés no lo se, pero la sensación general acaba siendo de piloto automático. Ojo, supongo que cualquier grupo del mundo querría eso, de hecho su disco Mapas no me parece que se ajuste al término “comercial”. Han caído de pie y no hay más que hablar. Desde luego, al lado de Supersubmarina, por ejemplo, parecen los Beatles. Y sí, yo soy de los que piensa que ya podrían ser todos los grupos de radiofórmula así. Todavía estoy impactado con el look de Pucho a lo Maxim Huerta.

Estaba totalmente out pero decidí dar otra oportunidad a Delorean (otra más). Aguanté más o menos un cuarto de hora, lo que duró la primera canción. Cuanto más les veo, menos me gustan. Se me atragantan, me parecen un bucle eterno y cansino. Lo mismo si un día consigo verlos con las fuerzas intactas…

Salimos y tardamos menos en coger el bus que a la subida, y parecido a cambiar monedas, pedir bebida… la verdad es que si hay errores, no se notan. Ya sólo queda rezar porque el cartel no siga la senda que ha iniciado hace unos años, y retome un poco el estilo de grupos que durante tanto tiempo han sido bandera del festival. Creo si yo estoy preparado para ir, independientemente de las bandas que vengan, el resto puede hacer lo mismo.

Texto: Santiago V.M.

6 comentarios sobre “¿Un amor correspondido? (Ebrovision 2011)”

  1. No habéis mencionado nada de los Dj´s del Multifuncional de Bayas. Hubo un ambiente increible durante las 2 noches y pinchaban super bien!!!! un saludo

  2. Muy buena crónica, diferente a las que se pueden leer por ahi. Si por algo gana el Ebro es por el sábado a la mañana, la Paella y el buen ambiente que se monta. Al final es un festival de amigos que siempre repetimos y con nuevas incorporaciones que se enamoran del festival.
    Totalmente de acuerdo en lo de los grupos, se echan en falta esos que comentas, pero parece que el festival tira de indie-nacional y quiere asegurar llenazo.
    Con Delorean ocurre una cosa; o eres muy fan y te vuelven loco o te parece que estás escuchando el CD. Por su puesto yo soy de los que se rompe la espina dorsal bailando con los zarauztarras (aunque con la voz pequeña tengo que reconocer que me llenaban más sus primeros trabajos.)

  3. pues no, no me quedé de los djs… bueno, si estaban de fondo pero ni recuerdo. Si estuvieron bien, me alegro…

    y muchas gracias Kautakupa. Efectivamente Delorean, recuerdo que hace años más o menos me gustaban, veía un concierto y lo acababa, ahora me aburren soberanamente… y eso que lo intento

  4. ¡¡ aupa stoner¡¡¡ tus críticas son tan bienvenidas como tus elogios. Una pena no haber estado más contigo, me lo reservo para el EBROCLUB y la tertulia. Un abrazo chaval y sigue así.

  5. Desde luego, en el Ebroclub tenéis más tiempo para las visitas, y eso siempre está bien. Todavía más familiar si cabe.

    Abrazos para todos. Cuento los días.

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